“Nuestras creencias no residen pasivamente en nuestros cerebros, esperando a que la información vaya entrando las confirma o las contradiga. En lugar de ello, desempeñan un papel fundamental en la tarea de moldear la forma en que vemos el mundo. Esto es particularmente cierto en lo que se refiere a las coincidencias. Somos extraordinariamente buenos en prestar atención a los acontecimientos que presentan algún tipo de coincidencia, sobre todo cuando respalden nuestras creencias. “(pág. 19)
No aceptamos que esas coincidencias sean producto de lo aleatorio, deba haber alguna razón detrás de las coincidencias:
1- Pensamos en un amigo en concreto, de repente suena el teléfono, y él está al otro lado de la línea.
2- Tenemos un sueño que refleja los acontecimientos del día siguiente.
3- Es posible que nos cuenten que alguien se curó milagrosamente después de rezar.
4- Alguien se curó de cáncer después de tomar muchas naranjas.
Podemos atribuir erróneamente estos efectos a:
1- a nuestro potencial psíquico
2- al don de la premonición.
3- al poder curativo del rezo
4- al poder curativo de las naranjas.
Al comportarnos de este modo, nos olvidamos de:
1- Las ocasiones que se ha dado el caso (la causa) y no se ha producido el resultado previsto.
2- Las ocasiones que se ha dado el resultado previsto (el efecto) pero no se ha dado lo que presuntamente lo causa.
“¿Por qué hemos evolucionado para experimentar lo imposible? La mente humana nos ha ayudado a librarnos de terribles enfermedades, a llevar al hombre a la luna y a empezar a descifrar los orígenes del universo. Entonces, ¿cómo es posible que no dejemos engañar por él? Por raro que parezca, ambos tipos de cuestiones están estrechamente relacionadas” (págs.. 255-256)
“La capacidad de identificar patronos desempeña un papel fundamental en la vida cotidiana porque nos vemos obligados a detectar constantemente casos reales de relaciones causa-efecto. Por ejemplo, es posible que usted se encuentre mal cada vez que ingiera determinadas comidas y, por tanto, necesitará averiguar cuáles son los ingredientes que le provocan la reacción (…) Esa capacidad de reconocer patrones reales o auténticos ha desempeñado un papel decisivo en el éxito y la supervivencia de la especie humana. La mayor parte del tiempo esta habilidad nos resulta útil y nos permite comprender cómo funciona el mundo. De todos modos, de vez en cuando, se descontrola y nos hace ver cosas que no existen.” (págs.. 256-257)
“Supongamos que estamos en plena naturaleza salvaje y el viento produce un ruido susurrante al mover unos arbustos cercanos. Además, le han dicho que hay varios tigres hambrientos por la zona y sabe que hacen el mismo tipo de sonido susurrante al desplazarse. Se enfrenta a una sencilla elección: ¿decide que el sonido susurrante se debe al viento y permanece en su sitio o concluye que podría tratarse de un tigre y sale corriendo? Evidentemente, en términos de supervivencia, es mejor ir sobre seguro y decantarse por la hipótesis del tigre. Al fin y al cabo, siempre es mejor escaparse del viento que enfrentarse a un tigre hambriento. O, expresándolo en términos psicológicos, es mejor detectar unos pocos patrones que, en realidad, no existen, que saltarse uno que sí existe” (pàg. 257)
“Por eso, sus habilidades para detectar patrones disponen de una tendencia incorporada a encontrar conexiones entre acontecimientos completamente inconexos. Al actuar de este modo, es fácil que se convenza de haber experimentado lo imposible. (…) Guarde un amuleto en el bolsillo antes de asistir a una importante entrevista de trabajo, le ofrezcan el trabajo y llegue a la conclusión que el amuleto, de algún modo, le trajo buena suerte.” (pág. 258)
Richard Wiseman,
¿Esto es paranormal? Por qué creemos en lo imposible, Círculo de lectores, Barna 2011