Escrito por Luis Roca Jusmet
Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, ha elegido como pregón de la Festa de la Mercè del 2017 a Javier Pérez Andújar. Bravo por Ada Colau. Por la valentía de elegir a a alguién que no es políticamente correcto en Cataluña y que forma parte dels Altres catalans, para entendernos.
Descubrí a Javier Pérez Andújar no hace mucho, a raíz de un artículo que escribió en el diario
El País que se titulaba "Ser español es de pobres". El artículo estaba bien escrito, tenía gracia y lo que decía me pareció muy lúcido. Como soy algo obsesivo busqué su nombre en el navegador y vi que había escrito varias novelas. Incluso solicité su amistad por facebook, a la que respondió con amabilidad. Decidí comprarme la novela, cuyo título es
Paseos con mi madre. El azar hizo que un día, paseando por Barcelona con mi padre, me lo encontrara cuando iba a hacer una presentación de una reedición actualizada de su libro
Catalanes todos. El encuentro fue divertido y así se lo dije : " Hombre Javier, ja ves, tú paseando con tu madre y yo con mi padre". La dije que su libro me gustaba mucho y que haría un pequeño comentario en mi blog. Y en eso estoy.
El libro es testimonio de muchas cosas. En primer lugar de una generación, que es la de sus padres, inmigantes del Sur del España, que vinieron a trabajar a Cataluña. Gente que llegó los años 50 y 60 y que se encontaron en unas condiciones muy duras en unos barrios que se construyeron para ellos y que cambiaron todo el paisaje urbano. Bloques de hormigón sin condiciones en un entorno sin servicios. Uno de ellos fue el suyo, San Adriá del Besós. El testimonio de la clase obrera que se instaló en Cataluña y que venían la mayoría de pueblos andalucess, extremeños o gallegos.
Esta fue la
multiculturalidad del momento, aunque esta palabra tan tramposa todavía no existiera. Gente que ha construido en parte esta Cataluña en la que ahora vivimos. Podríamos decir
mestiza pero tampoco me gusta demasiado el término. No me gusta porque parece referirse a mezclas de comunidades. Comunidades que ni está claro que existieran, de tan heterogénea que era la gente que vivía en Cataluña cuando ellos llegaron y que eran ellos mismos. Gente que parece no ver los que forman parte del círculo de CiU, burgueses y pequeños burgueses que no ven más allá del limitado territorio físico e imaginario en que su mueven. O los altivos militantes y simpatizantes de ERC, que identifican Cataluña como su comunidad imaginada. O la misma ICV, jóvenes nacidos de otras clases sociales la mayoría, que no recuerdan lo que fue el PSUC ( al que tampoco hay que idealizar, por cierto). Esta gente esta ignorada en la literatura y en el cine. Solamente recuerdo una gran película, "La piel quemada" que hizo eco de esta cruda realidad.
San Adrián, Cornellá, Santa Coloma de Gramanet, Santa Perpetua de la Moguda... Las últimas semanas conocí a dos mujeres, en lugares diferentes, que me dijeron que eran de Badalona, pero de B.T.V., que quiere decir de Badalona de toda la vida, del centro. Este espacio oríginaro, casi mítico que quieren mantener y conservar para no ser confundidos con los otros.
Este testimonio de la generación de obreros inmigantes, que llegaron con treinta o cuarenta años a Barcelona, no es victimista. Javier quiere salvaguardar su dignidad y sus luchas. Luchas vecinales y luchas obreras de finales del franquismo. En ocasiones trágicas porque se saldó con la muerte de alguno de los luchadores. Primero representantes políticos que eran obreros y que no querían hacer carrera sino representar a sus compañeros de lucha y fatigas. Es catalán el que "vive y trabaja en Cataluña" se decía entonces.
Pero el libro habla también de una generación que es la suya. Una generación de desarraigados que eran los hijos de aquellas gentes que aún sentían sus raíces. Los que no eran de allí pero tampoco de aquí. Porque, como dice Javier, hacen falta tres generaciones para ser de Barcelona. Generación límite que vivió de niño el final del franquismo y de joven la transición. Mis orígenes son totalmente diferentes a los suyos y tampoco creo que pertenezcamos a la misma generación. Pero aún sí encuentro elementos de identificación. Por una parte mi desarraigo es por la vía inversa. Si hacen falta tres generaciones para formar parte de Barcelona también hacen falta tres para ser expulsado. Y por razones biográficas es como me he sentido, por lo cual puedeo entender bien este
vivir en la frontera del que nos habla Javier. En otro sentido, aunque tengo diez años más que él, viví como adolescente lo que él vivió generacionalmente como niño y viví como joven lo él vivió como adolescente . Compartí muchas de las historias que nos explica de aquellos años tan singulares del postfranquismo y de la transición.
En todo caso me parece un libro extraordinario. Su estilo claro, su exposición llena de veracidad, el lenguaje preciso y sencillo al mismo tiempo. Una novela fluida, ligera pero honda, que transmite algo que nos llega al corazón, os invito a todos a compartir el placer de esta lectura, capaz de reunir de manera autentica lo ético con lo estético. Os invito a leer este libro o cualquier de los que ha escrito el amigo javier. no tienen desperdicio.
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