Hans Urs von Balthasar observa: En el presente, la dimensión de la gloria se ha perdido en la de la belleza; la de la sorpresa, en la de la mera admiración. En resumen, digo yo, hemos ido del predominio de la teoría al de la técnica.
Cuando se lee a un teólogo es interesante pensar lo que dice como si fuera un filósofo de la naturaleza y allá donde habla de Dios añadir un "sive natura". El resultado, si el teólogo es bueno, es siempre interesante. Una muestra de von Balthasar: "¿Qué relación hay entre lo divino y la libertad humana? ¿Podemos suponer que Dios aceptó alguna limitación en su libertad cuando Él creó al hombre, gracias al cual este mundo puede dirigirse hacia su perfección o hacia su destrucción?"
Para terminar una imagen que dice mucho de la singularidad extraña del cristianismo. Balthasar adapta la imagen clásica del “teatro del mundo” transformándola en un Teo-drama. En él, Dios (el Dios cristiano) ya no juega simplemente el papel de juez trascendente de la obra, sino que asume tres funciones: las de autor, director y autor. Para que el Teo-drama sea posible, Dios o un Dios, o alguien representante de Dios, debe actuar en la obra como un personaje distinto del resto.