Tasca: trobar l'argument
ad hominem que inclou el text següent i examinar si és fal·laç o plausible en el cas d'aquell professorat que a les seves classes insisteix a definir la filosofia com una interrogació radical sobre tot el que existeix.
"Considerada más atentamente, esa «libertad» que hoy concede el Estado a algunos hombres en beneficio de la filosofía, no es tal libertad; sino un ministerio que alimenta a sus empleados. El fomento de la filosofía consiste, pues, únicamente en que actualmente, al menos cierto número de personas puede
vivir de su filosofía gracias al Estado, en tanto que pueden hacer de ella un oficio para ganarse el pan; mientras que los antiguos sabios de Grecia jamás percibieron un sueldo por parte del Estado, como mucho, alguna vez, por poner el ejemplo de Zenón, se los honró regalándoles una corona áurea y un monumento fúnebre sobre el Cerámico. Yo no sabría decir, en general, si se sirve a la verdad indicando el camino que debe seguirse para vivir de ella, porque todo depende de la índole y la calidad individual del hombre que tenga que andar por él. Puedo imaginarme muy bien un grado tal de orgullo y de respeto por uno mismo en virtud del cual un hombre diga a sus congéneres: «Cuidad de mí porque yo tengo algo mejor que hacer: tengo que cuidar de vosotros». En Platón y Schopenhauer tal grandiosidad de sentimientos y este modo de expresarlos no tendría nada de extraño; por eso, justamente, ambos podrían haber sido incluso filósofos de universidad -del mismo modo que Platón fue durante algún tiempo filósofo de corte - sin humillar por eso la dignidad de la filosofía. Pero ya Kant fue, como solemos serlo los eruditos, excesivamente cuidadoso, pusilánime y, en su relación con el Estado, carente de grandeza; de manera que, en cualquier caso, si alguna vez se procesara a la filosofía de universidad, él no podría legitimarla. Pero existen naturalezas que sí podrían realizar esa legitimación -como, desde luego, las de Platón y Schopenhauer-, aunque temo sólo una cosa: nunca tendrán ocasión de hacerlo, ya que jamás un Estado se atreverá a favorecer a tales hombres ni a concederles tal posición. ¿Y por qué? Porque cualquier Estado los teme, y sólo favorecerá a aquellos filósofos de los que no tenga nada que temer. Sucede, ciertamente, que el Estado, en general, tiene miedo de la filosofía y, justo siendo éste el caso, hará lo posible por atraer hacia sí a todos los filósofos que pueda, los cuales le confieren la apariencia de tener la filosofía de su parte, ya que consigue que lo apoyen quienes portan su enseña y, sin embargo, no tienen nada de temibles. Mas si apareciera un hombre que hiciese realmente ademán de querer acometerlo todo, incluso el Estado, con el cuchillo de la verdad, entonces este último, puesto que sobre todas las cosas busca afirmar su propia existencia, tiene derecho a excluir de su lado a tal hombre y a tratarlo como a su enemigo; de la misma forma que excluye y trata como enemiga a una religión que se considera por encima del Estado y quiera erigirse en su juez. Así pues, quien acepta ser filósofo por cuenta del Estado, también tendrá que aceptar que éste lo considere a él como alguien que ha renunciado a perseguir la verdad hasta el último de los recovecos. Por lo menos, mientras lo favorezcan y ocupe su cargo, tendrá que reconocer que existe algo por encima de la verdad: el Estado."Nietzsche:
Schopenhauer como educador. Tercera
Consideración intempestiva. Font