Escrito por Luis Roca Jusmet
¿ Qué quiere decir y que´sentido tiene hoy la filosofía ?El primer sentido es el académico. Es el que más conocemos : es lo que hacen los doctores en filosofía al estudiar, enseñar y escribir sobre lo que la tradición filosófica ha elaborado. Hay algunos filósofos españoles actuales como Felipe Martinez Marzoa que dignifican este trabajo. Sacan partido de los textos, piensan realmente sobre su contenido, Paciente y rigurosa tarea para extraer toda la riqueza de los textos originales en su propia lengua. Es la filosofía como análisis de la verdad. Un segundo sentido es el de la filosofía como sabiduría práctica. Pierre Hadot, un filósofo francés muerto hace poco tiempo, lo reivindicaba, entendiendo la filosofía como una forma de vida. Decía que en la Antigüedad grecoromana la filosofía se entendía como una práctica y que los filósofos ( Platón, Aristóteles, Epicuro, Marco Aurelio...) escribían sobre su manera de percibir, pensar y hacer. Luego, a finales de Roma, vino lo académico : la escuela que trabajaba y enseñaba los textos de los maestros. Posteriormente los monasterios y las universidades. Entre todos ellos algunos recuperan este sentido vital de la filosofía. Descartes deja de estudiar y se enrola en un ejército para conocer el mundo más allá de los libros. Sus meditaciones metafísicas son la relexión pensada, sentida, de lo experimentado después de sus años de libros y de experiencias. Spinoza es un artesano que vive lo que piensa y siente lo que vive. Esto a pesar de que los tópicos de manual los consideren "racionalistas". Más tarde los que han vivido filosóficamente y han sacudido la tradición filosófica para aportarles algo son antifilósofos : Nietzsche, Wittgenstein, Lacan, Cioran... Pero hay un tercer sentido, que es el que Kant llamaba
filosofía mundana y Michel Foucault
ontología del presente. Se trata entonces de decir
lo que realmente somos hoy. Pero este
somos ¿ que quiere decir ? Quiere decir que hay que el filósofo piensa el
presente con los materiales que tiene. Y nos da con ello una "caja de herramientas" para seguir pensándolo. En uno de sus escritos reivindica, a su manera, el texto de Kant "¿ Qué es la ilustración ?". Es
el sapere aude, el emanciparse de los tutores. Recupera la dimensión del creativa del pensar, la auténticamente importante. Cuando John Searle critica a los cognitivistas que quieren entender el proceso del pensar siguiendo el modelo informático les dice que la metáfora no vale, porque el ordenador solo aplica unas reglas sin entender nada: tienen reglas sintácticas pero no comprensión sintáctica. El gran lingüista Saussure ya planteará en el siglo XX que en realidad las palabras no son signos que representan lo real sino significantes que representan significados. Pero detrás de todos estos matices hay algo que me parece que vale la pena conservar de Platón ( que comparte Aristóteles) que es que los conceptos deben recoger formas que nos permitan entender lo real de la mejor manera posible. Esto quiere decir que aunque las palabras sean convencionales ni son arbitrarias ni deben serlo. No se trata de plantear si las formas son o no son reales. En esto prefiero seguir el realismo crítico, cuando dice que construimos modelos pero que estos deben tener una verosimilitud y las pruebas empíricas y prácticas son las que le dan mayor o menor consistencia. Por lo tanto digamos que cuando construimos conceptos estamos modelando una manera de entender la experiencia.Vale la pena recordar que la filosofía, igual que la ciencia, se basa en la experiencia. La filosofía se basa, en cierta manera,en el razonamiento inductivo. Creamos conceptos a partir de nuestra interacción con lo real ( el mundo, los otros, nosotros mismos) y buscamos pruebas para justificar su validez. La experiencia no es el experimento, que es específico de algunas ciencias, sino algo mucho más amplio. Cuando gente como Descartes quiere introducir el método deductivo en la filosofía se equivoca.
La filosofía crea modelos ( conceptos, ideas) para entender el mundo en el que vivimos. Como la ciencia. La diferencia es que la filosofía en nuestra época es ( y debe ser ) un pensar singular con dimensión universal y la ciencia pretende, en principio, ser universal. En la filosofía hay un sujeto que es el que piensa, aunque quiera expresar lo común. No es ni subjetiva ni objetiva: es intersubjetiva. La ciencia decía que en principio quiere ser objetiva, lo cual no quiere decir que no haya sujeto sino que éste debe borrarse una vez aceptada la teoría. Es el sujeto Newton, o el sujeto Einstein, que con su experiencia y su imaginación formulan una hipótesis. Pero luego hay una deducción y una comprobación que está más allá de lo subjetivo. Su originalidad está en la creatividad de la hipótesis pero se pierde al ser aceptada por la comunidad científica. Son éstos los que la gestionarán con criterios que se pretenden objetivos, es decir que dependen de la naturaleza del objeto sometido a una lenguaje universal, que son las matemáticas, y a un método neutro que es el experimento. Esto ocurre con las ciencias físico-naturales, por supuesto.¿ Que pasa con las ciencias humanas ? Son ciencias más jóvenes y más polémicas. Pero su carácter problemático no depende básicamente de su poca historia sino de su objeto de estudio. El objeto de estudio es el hombre. Sin entrar ahora en si el hombre está condicionado o está determinado, es decir si elige o es el producto necesario de toda la suma de sus condicionamientos la cuestión es que su conducta es imprevisible. Lo es porque no sabemos lo que hará, sea porque es imposible tener toda la información para saberlo o porque incluso si la tuviéramos podríamos equivocarnos. No es posible por tanto hacer leyes ni prever lo que pasará. Como máximo podemos prever en término de probabilidad, es decir con un margen importante de posibilidad de error. Hablar del hombre es hablar de la sociedad porque, exceptuando la psicología ( y ésta en parte) todas las ciencias humanas son sociales. Si no hay interpretación, es decir, si queremos seguir el modelo positivista de la ciencia social, no hacemos nada interesante. Comte formuló el método pero su brillante seguidor Durkheim no lo fue, por suerte, al pie de la letra. Interpretó porque si no interpretamos no entendemos nada. Los grandes sociólogos, como en sus inicios Max Webber o actualmente Richard Sennett o Zygmund Baumann están en el limite entre la sociología y la filosofía. Por esto son grandes. Pueden equivocarse pero nos dan modelos creativos, no directamente comprobables en su totalidad, de lo que ocurre en la sociedad. Tenemos por otra parte la antropología cultural.Como muy bien plantea otro gran sociólogo que es Immanuel Wallernstein, la diferencia entre las dos ciencias ( como la de las otras ciencias sociales, por cierto) surge de la distribución del saber el en el sistema capitalistas. Los sociólogos estudian los países civilizados ( con Estado moderno, economía de mercado, instituciones liberales ) mientras los antropólogos van a estudiar a los salvajes ( que al no tener civilización tienen cultura) o a las Civilizaciones antiguas ( Estudios orientales). Países centrales y países periféricos o semiperiféricos, una división estructural de nuestra Economía-Mundo-Capitalista. Hoy en día solo se mantienen las diferencias por los intereses institucionales de los respectivos departamentos : sus cuotas de poder en revistas, en las universidades... Claro que tenemos la economía, que según algunos economistas ( no los mejores sino los más prestigiosos porque son los que mima el sistema) existen modelos matemáticos con sus leyes. El ejemplo paradigmático, la Ley de la Oferta y la Demanda. Ahora bien, el problema es que no es el de la economía real, ya que el capitalismo es, como también nos decía Wallernstein, un antimercado. Las instituciones estatales y económicas intervienen para favorecer los bancos, las multinacionales, las patentes, determinados sectores económicos locales o sectoriales, la publicidad engañosa... Solo hay que observar lo que está pasando la crisis actual para ver como estas teorías económicas neoliberales se equivocan en el diagnóstico y en el remedio. La gran ironía de un nefasto dogmatismo que pretende ser científico. Hay aquí una cuestión que desmantelar que es el autoritarismo científico del positivismo. Sobre todo criticando, no solo su concepción arrogante, sino tres axiomas de consecuencias devastadoras. El primero es que la ciencia estudia los hechos. Parece cierto pero no lo es. Lo que estudia la ciencia son las estructuras dinámicas, es decir el lugar en que se insertan los hechos y su proceso transformador. Los hechos no dicen nada si no los contextualizamos en un proceso global. El segundo es la separación entre la experiencia y la lógica. Según esta afirmación nuestros sentidos perciben unos determinados hechos y lo que hace la lógica es relacionarlos. La justifica el peor Wittgenstein cuando habla en su tratado del isomorfismo entre los hechos y las proposiciones. La estructuras de las proposiciones repite la estructura de los hechos. No las estructuras dinámicas en las que los hechos se conforman sino hechos aislados, atómicos que se relacionan entre sí de manera lógica. La lógica formal, hay que decirlo, es una reglamentación, de la lógica de nuestro pensar, de la razón común. A veces sirve y a veces no, no hay que mitificarla. Pero en todo caso la extraemos de nuestro pensar sobre la experiencia. La experiencia es el pensar sobre la relación de nuestro cuerpo con otros cuerpos, no una recepción sensorial. Es el cuerpo el sujeto de la experiencia, como planteó lúcidamente Schopenhauer. El cuerpo como voluntad, no como representación. No es el cuerpo del que hablamos ( cuerpo simbólico), ni el que representamos ( la imagen ) sino el cuerpo desde el que sentimos, gozamos, pensamos, hablamos. Este cuerpo, que es un cuerpo socializado, es el que filosofa. Es el que piensa desde una herencia conceptual y en un contexto cultural.Podemos seguir aquí seguir al filósofo y sinólogo suizo Jean-François Billeter en su crítica a su colega francés François Jullien. Cuando éste dice que la filosofía es un invento griego lo justifica a partir de las preguntas sobre la Verdad, sobre el Ser y Dios, que no se hacen en otros lugares con sistemas de pensamiento muy elaborados, como por ejemplo China. Lo que le contesta Billeter es que la filosofía es lo que piensa cualquier hombre sobre la experiencia humana a partir de una reflexión crítica sobre las palabras. Aquí hay unas comparaciones entre Zhuang Zhi y Wittgenstein que son muy fecundas. También lo son las diferencias entre planteamientos europeos y chinos que hace Jullien. En realidad cada uno hace un discurso seleccionando lo que le interesa pero lo que los hace válidos a los dos es que utilizan materiales reales de una manera productiva, que abre horizontes en el pensar. Esto es lo que importa, porque entrar en su polémica no vale la pena. No nos aporta nada, es una discusión entre capillas. Hay otra idea sobre el nacimiento de la filosofía en Grecia que también me parece sugerente. Es la de un filósofo italiano, fallecido hace unas décadas, Giorgio Colli, que considera que la filosofía surge cuando se pierde la sabiduría. Perder quiere decir que ya no se contempla, que se cuestiona. Pero la gran paradoja es que el primero que escribe filosofía en sentido estricto, que es Platón, lo hace con el convencimiento de que lo auténticamente importante se tiene que decir y que la escritura es siempre una degradación. Pone al alcance de cualquiera nuestra palabra, fija y sin matices. ¿ Pero no es esto la democracia ? La palabra al alcance de todos.Algún inocente dirá que la filosofía nos enseña a pensar. No es cierto. Otro es que la filosofía es el pensamiento crítico. Tampoco es cierto del todo. ¿ Qué quiere decir crítico ? Significa cuestionar pero ¿ desde donde ? La filosofía no fundamenta nada, se levanta donde los fundamentos están corroídos. Pero ¿ no será el último hombre de Nietzsche este filósofo del relativismo, este escéptico que no cree en nada y se ríe de todo ?. No, no lo es. La filosofía nace de una desgarradura.El ensayo filosófico fronterizo, como decía, es borroso. No tiene límites claros pero ¿ los necesita ?Es borroso, ambiguo pero ¿ no lo es la misma realidad.Quizás sea un resto de libertad, aquello que nos importa y de lo que queremos y podemos hablar. Un espacio protegido de la colonización de las ciencias que Foucault llamaba
ontología del presente. Pero no para guiar ni para normativizar, solamente para problematizar, lo cual nos abre nuevas maneras de entender la realidad y nuevos horizontes para la acción.