Escrito por Luis Roca Jusmet
En un post anterior, comentaba una idea muy interesante que plasmaba Giorgio Aganbem en su libro
Infancia e historia, relativa a la pérdida de la experiencia en el hombre contemporáneo. Pero el texto da mucho más de sí y en este post quisiera comentar críticamente la relación que establece entre estos cuatros conceptos apuntados en el título.
La primera idea es que el hombre se constituye en sujeto en el lenguaje y a través del lenguaje. La subjetividad es, así, la capacidad del que habla de situarse como un sujeto de la enunciación. Es decir, de alguien que puede decir yo. lo cual quiere decir que al interiorizar una lengua nos constituimos como un sujeto. Aquí podría discutirse, aunque ahora no lo haré, si no existe un
protoyo biológico, como dice Antonio Damasio. Porque la conciencia, que no es otra cosa que autoconciencia si lo distinguimos de la percepción, es una función humana anterior al lenguaje. En todo caso si que el lenguaje humano plantea un salto cualitativo. Los pronombres, empezando por el yo, establecen el acto de un discurso individual cuyo locutor designa una realidad de discurso. El sujeto trascendental de Kant es el sujeto que habla. esta crítica ya se la hizo Hamann a Kant, dice Agamben al incidir en que las categorías trascendentales son lingüísticas. Paul Ricoeur se definía como un kantiano sin sujeto trascendental. Bueno, este es otro tema sobre el que también podría discutirse, pero tampoco toca ahora.
En lo que sí quiero entrar es en una distinción que establece Aganbem entre lengua y habla, situando a la primera a un nivel semiótico y la segunda a un nivel semántico. lo cual tiene múltiples implicaciones a muchos niveles. porque la consecuencia que extrae el autor es que la lengua es simplemente un sistema de signos. El tema, además, lo continuará en un escrito posterior, también muy interesante,
Signatura rerum. Para Agamben los animales están siempre en la lengua, en sus sistema de signos. El hombre se diferencia en dos cosas. La primera es que no nace en la lengua ni con la lengua, es algo que debe aprender. esto hace del hombre un ser histórico. Hay una herencia endosomática, genética, y otra exosomática, que es cultural. El niño necesita estar expuesto al lenguaje para aprenderlo.
El lenguaje animal está compuestos de signos, que como sabemos son signos que que significan algo para alguien. Algo que es diferente de los que muestra, el signo es siempre una representación. El signo se reconoce por los miembros del colectivo. Podríamos incluso decir que se interpreta. Pero lo que señala Agamben es que el paso del signo, que se reconoce o interpreta, al discurso, al habla, que es el que necesita ser comprendido. Pero mi crítica es que la semántica, es decir la formalización lingüística específicamente humana, no surge con el habla, con el discurso en una combinación creativa, sino en la palabra. La palabra como unidad lingüística básica es semántica porque es justamente en el concepto donde está el punto de partida de la comprensión humana. y es justamente el concepto el que permite dar forma a la experiencia. La lengua no es un sistema de signos sino de significantes, que es diferente. No son significados como los que puede reconocer el animal sino símbolos convencionales y abstracto, una mediación simbólica con le hace relacionar con el entorno de una manera que crea mundo. Es a lo que se refiere Ernst Cassirer al definir al hombre como un animal simbólico y encuentra justamente el ejemplo de Hellen Keller, la niña ciega y sorda que entra en el mundo humano no cuando es capaz de construir un discurso sino cuando entiende que una palabra es un concepto.
El planteamiento de Agamben le lleva a afirmar que la infancia es lo que marca la diferencia entre lo humano y lo lingüístico porque es la diferencia entre lo humano y la experiencia. No entiendo muy bien lo que quiere decir. ¿ Algo anterior al discurso que le pone un límite porque es anterior a él ?. Extraño. Porque ni el mismo Lacan con su
real se refiere a algo anterior, que que es un resto que deja el propio lenguaje en su estructuración de la realidad a través de lo simbólico. El mismo Agamben plantea que la fenomenología es ilusoria en la medida en que no existe un sujeto anterior al discurso.
En todo caso hay que decir que Agamben es un filósofo que me parece tremendamente estimulante. porque en definitiva esto es un buen filósofo, el que te da que pensar no el que te ofrece soluciones.