¿Recuerdas el nombre de tu maestro o maestra que te enseño a leer, a escribir? Quizás fuera tu madre, tu padre, o una maestra de carne y hueso, un maestro con paciencia, ..SIn embargo si olvidaste su nombre significa que eso que te enseño no resultó tan importante como tu crees ... o quizás si lo fue pero ahora te das cuenta de ello
El acto de escribir , de leer con el que nos iniciamos en eso de comunicarnos, de entendernos, de darnos significado a la vida misma, de relacionarnos con los demás es fundamental para ser aquello que somos y aquello que nos define. Olvidar los nombres de quienes nos iniciaron en esta tarea del pensar, hablar, escribir, saber, conocer es algo que la tradición budista tiene muy presente. No se puede olvidar algo así . En el fondo esa persona es el maestro , la maestra de tu vida , de tu ser, de ti .
En ese primer aprendizaje hay riña, alegría, cariño, amor, simpatía, cuidado, desengaño, miedo, pasión, compasión, ira, aseveración, castigo, y en eso esta precisamente la configuración de tu espacio existencial con la lectura, la escritura, la palabra en si.
La seguridad, la confianza, la pasión, el silencio, la indiferencia, la pasión se gestan en esos momentos de inicio con leer y escribir ..La historia que nos define nos convierte en seres de palabras, de ideas, de pensamientos, donde prevalece más nuestra ontología , como seres y no nuestra idea falsa de hombres ajenos a nuestra historia.