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El café de Ocata
Mientras estoy en la cocina, liado con una sopa de marisco, oigo a mi mujer y a mi nieto Bruno, que tienen sus más y sus menos a la hora de montar el pesebre.
Todo se ha iniciado con la mayor harmonía, pero las diferencias han comenzado cuando Bruno ha decidido poner una vaca sobre el pesebre y al "caganer" dentro del mismo, entre el buey y la mula. La abuela no ha cedido ni a lo uno ni a lo otro. Lo de la vaca le parecía simplemente físicamente imposible y lo del "caganer", poco teológicamente estético.
Las divergencias se han agudizado cuando Bruno ha querido poner tres -3- niños Jesús y la abuela se ha negado en redondo. Bruno argumentaba que si bien niño Jesús sólo había uno, bien podía haber ocurrido que hubiera otros recién nacidos en el portal o que incluso María hubiese tenido un parto múltiple. Ante tamaño problema teológico, la abuela ha vuelto a lanzar un no que parecía un anatema.
Al final Bruno ha tenido que conformarse poniendo el resto de las figuras como ha querido... siempre que siguiera las instrucciones de la abuela.
La sopa, muy rica.