El ciudadano contemporáneo parece perdido en la oscuridad del bosque, buscando una luz a la que seguir, una esperanza a la que aferrarse. Algunas de las causas por las que vivir es cada vez más desquiciante pueden encontrarse en la mayor exigencia de la sociedad actual, que nos empuja constantemente a salir de nuestra zona de confort, perseguir nuestros sueños y romper nuestros límites, porque nada es imposible. Todo depende de nosotros mismos. Todo lo debemos afrontar con una sonrisa.“Mediante la autoayuda se nos quiere hacer creer que basta con cambiar nuestra mente para cambiar el mundo que nos rodea y ser felices, que todo está dentro de nosotros mismos”, explica el ensayista y antropólogo cultural Iñaki Domínguez en su manual de antiayuda
Cómo ser feliz a martillazos (Melusina), en el que propone una filosofía de la acción sobre el mundo material más que eso de la resiliencia y la visualización. Porque todo ello es, además, muy propicio a los dogmas económicos del esfuerzo individual y el emprendimiento, de la aceptación acrítica de las circunstancias, del sistema económico dominante.
Sergio C. Fanjul, ¿Estamos obsesionados con la felicidad?, El País 07/02/2019
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