ILlevo varios días leyendo cosas sobre neuropedagogía, un discurso en pañales del que hay que fiarse más bien poco, pero del que es necesario estar al día, dada su incidencia en la retórica pedagógica innovacionista.
IILa neuropedagogía no es una ciencia y está muy lejos de serlo. Es, en todo caso, un campo de investigación que anda roturando un terreno y que, hoy por hoy, lo más que puede ofrecernos a los docentes es argumentos para entender mejor por qué hacíamos bien lo que hacíamos bien antes de la neuropedagogía. La neuropedagogía, en su conjunto, en muchísimo menos útil que la historia de la educación.
IIILo he dicho varias veces: si el cerebro es una unidad funcional, asegurar que porque vemos teñirse de colores unas determinadas estructuras neuronales en nuestras máquinas cuando tiene lugar un determinado comportamiento, hemos de deducir que esas estructuras explican ese comportamento, es, al menos, poco científico. Como la correlación no es causación, lo científico sería asegurar lo siguiente: puesto que se está dando este comportamiento, es imposible que intervengan en el mismo tales y cuales estructuras neuronales. Lo científico prohíbe, y por eso es refutable y no metafísico.
IVHay por ahí gente ganando dinero porque tras leer un par de libros ha pasado de -pongamos por caso- profesor de educación física a neuropedagogo. Sé de lo que hablo. A uno de ellos le oí una charla defendiendo que el estrés es malísimo para el aprendizaje, lo peor. Pues depende. Más bien existe una curva de estrés que tiene la forma de una "U" invertida y que es diferente en cada persona. El incremento del estrés puede ser beneficioso -e incluso imprescindible- para el aprendizaje hasta que llega un momento que el exceso comienza a ser perjudicial.
VA mi nieto B. le hemos limitado el tiempo de ver la tele. O sea, le hemos dado una carga de estrés. Le hemos dicho que se busque la vida. Se la está buscando haciendo experimentos "científicos" que consisten, básicamente, en mezclar todo tipo de cosas en todo tipo de recipientes y ver cómo evolucionan al sol. Nos estamos quedando sin vasos. ¡Pero todo sea por la ciencia!
VIPor cierto, la brisca me parece un ejercicio magnífico de deberes: estrategia, memorización y cálculo mental. La memoria de trabajo tiene que trabajar de lo lindo hasta conseguir hacerse con hábitos mentales que rebajen la carga cognitiva que supone para un novicio el aprendizaje de este juego de estrategia. ¿Habrán dicho algo los neuropedagogos al respecto?
VIIRespecto al título, "paranoia crítica": comienzo a pensar que lo que Dalí bautizó de esta manera es el funcionamiento por defecto del cerebro. Otro día me explicaré con más detenimiento.
VIIIYo no soy mi cerebro. Como no lo es ningún neurocientífico cuando tras salir de su laboratorio recobra su vida normal e intenta, por ejemplo, ligar en un bar de copas.
IXEntre el laboratorio del científico y el aula, hay un espacio poco riguroso donde la profesionalidad se relaja y los neuromitos encuentran la manera de colarse en el discurso.