Partiendo de la generalización precipitada de que todos los seres humanos necesitaran ser vigilados, ¿quién sería entonces, susodicho vigilador? ¿Un ser humano, de los cuales habíamos sentenciado que no podíamos fiarnos? Fácilmente se suele recurrir a la opción divina, que descarto por no querer incidir en la bruma creada a través de la fe. Pero también podemos alegar que hay personas que han aprendido suficiente como para poder alcanzar ese cargo. En el caso de la segunda opción, ¿no quiere eso decir, qué si existen personas que han podido aprender tales habilidades no pueden aprenderlas todos los demás, puesto que todos somos iguales como especie?
¿O quiere eso decir que existe la posibilidad de que nuestro guardia no sea un ser humano? Solo así resolveríamos la contradicción señalada anteriormente, ¿pero aceptaría el egocentrismo que ha crecido en la mentalidad de las personas, afirmar que no somos la mejor especie de todas?
Otra cuestión que debemos hacernos es ¿Por qué tendríamos que ser vigilados? ¿Vigilar a tanta población no es una tarea demasiado difícil para solo uno o unos pocos?
Originalmente el ser humano no es nada, estamos vacíos de significado. Debemos aprender, que no somos buenos o malos por naturaleza, solo, somos una especie más que convive con otras tantas en este mundo llamado Tierra. Un cuerpo con vida. Además, por mucho que nos lo creamos, tampoco somos superiores ni inferior a cualquier otro ser vivo, “¿Por qué juzgamos su inteligencia según nuestra capacidad de comprender la suya?”. El no ser nada moralmente, carentes de valores éticos, nos permite el cambio constante de nuestra personalidad. Nos permite progresar pero también degenerar. Es decir, adquirir nuevos valores, capacidades, habilidades….Puesto que son las circunstancias quienes nos hacen como somos, lo que aprendemos ya sea de manera explícita o implícita, todo depende de nuestro entorno. Si como resultado obtenemos una sociedad que requiere ser controlada, tal vez en lugar de buscar formas efectivas de encadenarnos, deberíamos echar una mirada a cuales son las circunstancias que nos han llevado a ser de una forma u de otra.
Dejémonos de tantos castigos y condenas, el problema no nace en los criminales sino en que les ha llevado a serlo, cambiemos de raíz nuestra mentalidad para poder educar a todos por igual. Hagámosles entender a los vigilantes que no nos hacen falta, que lo que necesitamos con urgencia máxima para vivir en paz, no son armas, bombas o misiles, sino libros, condones y amigos. La mente abierta al cambio en todos los sectores de la vida.