En 1989, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) estableció el 11 de julio como Día Mundial de la Población. Desde entonces, la celebración se centra cada año en algún aspecto relacionado con la demografía mundial. El tema de este año es El embarazo en la adolescencia.
Según el PNUD, cada año dan a luz unos 16 millones de chicas menores de 18, y otros 3 millones más abortan en condiciones poco saludables. Muchos de esos embarazos no son deseados, sino fruto de algún tipo de coerción sexual.
Pero incluso en el caso de aquellos embarazos que no se producen contra la voluntad de la menor, entrañan un peligro tanto para su salud como para sus posibilidades de desarrollo, especialmente las relacionadas con la educación.
Por este motivo, el PNUD quiere sensibilizar a la población mundial acerca de las dramáticas consecuencias del embarazo adolescente no deseado. A través de la información, se pretende conseguir que las mujeres decidan cuándo tener un hijo y que desaparezcan los nacimientos en condiciones inseguras tanto para las madres como para sus bebés.
La celebración se produce en un contexto especialmente polémico, debido a dos casos recientes que han despertado un gran debate social. Se trata de las peticiones de aborto de dos niñas chilenas de 11 y 13 años, violadas por su padrastro y por su padre biológico, respectivamente.
Ambos casos han reabierto el debate sobre la despenalización del aborto en Chile, que lo prohíbe en todas sus formas, incluso cuando es fruto de una violación.