No es esta la primera vez que jugamos con el tiempo: hace un par de años ya aludíamos a cinco tópicos que se han colado en nuestro lenguaje cotidiano, muchos de ellos convertidos en coletillas recurrentes. Retomamos hoy el tema añadiendo otras cinco expresiones que de alguna forma nos ayudan a comprender lo incomprensible: el tiempo.
- Matar el tiempo: siendo algo imposible de matar, es esta una de las expresiones más difundidas. Como si en vez de dejarlo morir lentamente, deseáramos anticiparnos, hacerlo pasar lo más rápido posible.
- Justo a tiempo: como si el tiempo fuera una linea continua, la puntualidad consiste precisamente en dar con ese punto en el que debe ocurrir tal o cual cosa.
- A destiempo: opuesto al anterior y con un matiz a mayores. No se trata sólo de llegar muy tarde, sino de hacer algo en el momento inadecuado. Como si en esa linea continua que se apuntaba antes hubiera puntos privilegiados para realizar una acción determinada.
- Tiempo libre: somos dueños de nuestro tiempo, pero no del todo. Porque parece ser que hay una parte que no nos pertenece, de la que no disponemos. O mejor dicho: decidimos asignarlo automáticamente a tareas que no asumimos como nuestras. Damos por sentado que las 24 horas de cada día no son nuestras, sino sólo una pequeña parte.
- Tiempo al tiempo: no sé si el tiempo necesita más tiempo para ser tiempo, o más bien somos nosotros los que, insatisfechos con el presente que vivimos, necesitamos un nuevo tiempo, anclados como estamos a dos actitudes trágicamente humanas, como son la esperanza y la paciencia.