-Venga, no tengo todo el día. ¿Lo coges o lo dejas?
Media hora antes Víctor el mafias había llamado a la puerta del que fuera su amigo de la infancia, Eugenio Bueno. De niños habían jugado juntos durante años, no sin disgusto para sus padres. Víctor procedía de una familia adinerada, pero que siempre andaba metida en asuntos turbios. Algunos de sus familiares habían pasado temporadas en prisión. Eugenio compartió aula con él, pero no calificaciones. Le gustaba estudiar y había logrado un buen puesto como trabajador social del barrio. En su tiempo libre, participaba en una ONG creada por él mismo, y que pretendía ayudar a las familias más pobres de la zona. Pese a emprender caminos separados, Víctor y Eugenio fueron amigos hasta los 15 años, cuando el mafias abandonó la secundaria para hacer un taller ocupacional. De cerrajería, curiosamente. El caso es que llevaban años sin verse hasta que hoy un trajeado Víctor había llamado a la puerta de Eugenio, para ofrecerle una bolsa de basura con 6000 para su ONG. Eugenio no tenía nada claro que pudiera aceptar ese dinero, pues se podía hacer una idea de su procedencia.
-Ya te he dicho que no puedo cogerlo. No sé de dónde has sacado el dinero pero sí me puedo imaginar que esos billetes no están limpios.
-¿Qué te importa a ti cómo he conseguido el dinero? La cuestión es que quiero ayudar a la gente. Fuimos amigos durante muchos años, crecimos juntos y creo que dártelo a ti es más efectivo que a cualquier ONG internacional. Lo que yo quiero, Eugenio, es ayudar a mi gente, a los del barrio.
-Venga hombre, no me quieras vender la moto. Algunos de los más pobres están así por culpa de los tejemanejes de vuestra familia. Si quisierais ayudar al barrio cambiaríais de vida, os dedicaríais a otras cosas.
-Mira Eugenio, uno no elige nacer donde nace. ¿Qué querías que hiciera? ¿Que me pusiera a estudiar cuando veía cómo mis familiares metían en casa todos los días una pasta que ningún trabajador lograría en una semana? No sabes nada de lo que he hecho en este tiempo, y si yo fuera mala persona nunca hubiéramos sido amigos. No hay tanta diferencia entre tú y yo. Tú has optado por tu camino, yo por el mío. Pero ahora que estoy en condiciones de hacerlo, quiero ayudar. Si le preguntaras a la gente que no tiene para comer, no creo que te dijeran que les importe mucho la procedencia del dinero.
-Te propongo un trato: cojo el dinero, pero a cambio me prometes que vas a dejar la vida que llevas, y que de verdad los mafias vais a trabajar por el barrio. Nada de contrabando, nada de trapicheos, nada de negocios raros.
-Sabes que no puedo aceptar ese trato. No tengo otra forma de ganarme la vida. Y ahora tengo que irme, así que decídete, ¿Te quedas con los 6000 euros o prefieres que los destine a otras causas?
¿Qué debe hacer Eugenio? ¿Aceptar ese dinero de dudosa procedencia y ayudar a los más pobres del barrio o rechazar la ayuda y continuar con su labor en la ONG?