Me da la impresión que nos dejamos avasallar por los bárbaros ... Parece que el control social del estado se pondrá como objetivo conseguir mayor rendimiento de los funcionarios.
Después de incrementar las horas directas de atención en el aula y olvidar la importancia de las horas para preparar materiales, organizar objetivos, crear nuevos proyectos ; ahora se exige que el funcionario sea plenamente eficaz , eficiente y productivo.
No resulta nada anecdótico que la enseñanza sea ya no de los profesores sino de los centros tal como leía hoy en un twitt de un compañero. Los centros se han apropiado de nuestras decisiones, de nuestro método , de nuestra palabra y es que ahora hoy por hoy la mayoría baja la cabeza frente a cualquier orden que venga de la dirección... Se trata de callar y obedecer tal como Kant hablaba en su opúsculo "¿qué es la Ilustración?... El funcionariado ha pasado a ser un ente gris , absorbido como decía el novelista ruso Dostoyeski en su novela "Apuntes o memorias del subsuelo" . Se instala así un dejar pasar, dejar hacer, dejar de ver, ..y se convierte la gestión en una normativización de reglamentos, leyes, protocolos, ... Frente a las nuevas terapias vinculadas a las neurociencias se demanda mayor intervención médica, psicológica, psiquiátrica .... Por eso se pide que ya no hablemos más del deber y la responsabilidad del funcionario , del ciudadano que debe ser ejemplar .... nos situamos ahora más que nunca en una época de rendimiento absoluto. Basta con ver como es criminalizado el funcionario por la reforma laboral aquel individuo que deja por enfermedad de ser productivo socialmente , muchas veces causa del contagio frente a un público transmisor de enfermedades , de las insalubres condiciones de edificios, del trabajo estresante, de las situaciones límites, ... Un funcionario que se le recortará su parte del salario, sufrirán sus compañeros y compañeras su baja laboral por no ser substituido , y se verá en la mayoría de los casos obligado a cumplir con la justificación de papeles y más papeles incluso más allá de la situación concreta en la que se encontró. La moneda de cambio pues se llama rendimiento y productividad donde se encuentra encadenado en la prisión de su situación laboral. En el fondo el funcionario vive de su propia autoexplotación y se mantiene con un grado elevado de autoexigencia para consigo mismo. Eso obliga a que el trabajo deja de tener límite y se encuentra las 24 horas a la atención del público , sea presencial o virtualmente , ya no hay muros entre el espacio físico o lugar de trabajo y la vida personal donde continua trabajando. Las patologías han convertido en excusa la enfermedad neuronal y han ofrecido argumentos a quienes sostienen que hay que ser positivos, valorando la autoreafirmación del yo, y de los selfies personales para conseguir salvarnos de nosotros mismos con nuestra gran mentira. De esta manera la palabra que se incluye en el argot del funcionario es la de la gestión : administrativa, del tiempo, del espacio, de la vida personal, de la conflictividad, de la normatividad, .... Y de esta manera parece .y sólo digo parece - que el producto de la globalización uniformiza las estructuras reales y consigue así superar cualquier tipo de diversidad social,. Sin embargo frente a la apariencia se produce un fenómeno totalmente contrario puesto que el funcionario que acoge al extranjero , al inmigrante en el fondo establece ya de entrada la diferencia ... puesto que lo convierte en un plan individual de adaptación a esa sociedad del rendimiento y de la materialidad . Prueba de ello es que no cuentan las palabras ni el lenguaje en sí lo que acaba contando es la cohesión e integración aparente dentro del sistema administrativo y burocrático.
El funcionario así se desresponsabiliza de su deber y se convierte en un funcionario que "empondera" su actividad hacia si mismo.. Eso significa que no se trata de resolver con el diálogo y la mediación los problemas de los adolescentes o las situaciones sociales desfavorecidas y desequilibradas sino se trata más bien de poner limites, control social exigiendo tolerancia cero frente a cualquier desorden.
En este sentido se convierte el funcionario en un títere de sí mismo puesto que al dejar de sentirse operativo pasa a ser instrumentalizador o via-conductor de los mensajes directivos. Se regulan espacios, se ponen normas, se crean muros cada vez mayores entre la casta que domina y el resto de quienes simplemente trabajan y cumplen ...
Curioso resulta que la ideología que acaba por aparecer en esta sociedad del rendimiento en el fondo lo que busca es justificar su propio modus vivendi y salir corriendo ... Ninguna voz en contra de una iglesia que impone cada vez más sus quehaceres en lo público, ninguna voz contra un saber instrumental que está convencido que la mayor cantidad de horas incrementará la producción, ninguna voz contra un funcionario que realiza cada vez más tareas subsidiarias como barrer aulas, recoger mesas y sillas, formar a padres y madres , gestionar papeles burocráticos para salidas, ... ninguna voz contra una fiscalización cada vez mayor del poder de los equipos directivos que ven como su autoridad aumenta y así blindan su poca transparencia y su opacidad de forma vitalicia para siempre...
Ahora ya no hay un enemigo a batir puesto que la ciencia y en concreto la biología convierte el quirófano en sala de espera ad eternum ... Lo diferente deja de ser entendido como algo hostil y pasa a incluirse como lugar de mercancía , de turismo social de masa, de interculturalidad... Ahora basta que el funcionario recoja en su quehacer todo lo que la sociedad necesita : hablará de la violencia de género, hablará del uso y abuso de las drogas, hablará de las enfermedades sobre el trastorno de alimentación, hablará de la educación vial, hablará del uso de las nuevas tecnologías ... y digo eso hablará porque en el fondo este funcionario ha dejado de hablar por boca propia , y ahora son los organismos oficiales que gestionan culturalmente este tipo de demandas sociales.