La vida nos sorprende a ratos , otros, no tanto. Leyendo un libro que pronto un compañero publicará he encontrado un pasaje que desconocía de Nietzsche en sus escritos póstumos "La voluntad de poder" . El fragmento me ha parecido realmente sustancioso y me ha llenado de entusiasmo.
frag 1025. La voluntad de poder.La primera cuestión no es la de estar contentos con nosotros mismos, sino la de estar contentos, entusiasmados por algo. Suponiendo que dijéramos que sí en un determinado momento de nuestras vidas pasajeras, nos encontramos con que habremos dicho no sólo sí a nosotros mismos , sino a toda nuestra existencia. Porque nada existe por sí mismo, ni en nosotros ni en las cosas, y aunque sólo una vez haya servido para vibrar o resonar dentro de nuestra alma como una cuerda en función de eso que llamamos felicidad, sería necesaria toda una eternidad para reconstruir las mismas condiciones de este único instante o acontecimiento, y toda una eternidad habría sido aprobada , justificada y afirmada en este único e irrepetible momento en que nos decímos "si" " .(adaptación propia)
Aquí lo que nos puede sugerir el fragmento es que nos hace tanto daño estar pendientes de nuestro yo , de ese ego permanente, de esa parada de monstruo descubierto por mi. En ese Narciso que todos llevamos dentro el olvido nos salva verdaderamente de nuestras miserias. Sólo podemos ser cuando dejamos de ser nosotros mismos en primera persona del singular. Así el entusiasmo parece que nace de esa relación con lo que no somos, con lo que nos hace estar distraidos pensando y observando nuestro alrededor. El instante así parece que recobra sentido y se convierte en algo ajeno al tiempo mismo que habitamos. O sea, el entusiasmo nos funciona como una caja regalo para detener el tiempo contra nosotros mismos. Y es que eso de un algo que nos entusiasme coincide con una forma de existencia y una forma de vivir , de estar , de respirar con ese aire que no es ni tan siquiera nuestro porque nos permite permanentemente recordarnos para que estamos donde estamos. Ún único momento salva una vida, una existencia tal como sostiene el Talmud hebreo en la Torah . Un único y irrepetible instante convierte la vida en un examen aprobado. En ese decidirnos por esos momentos únicos aprendemos a encontrarnos con la eternidad.
Ese decirnos sí vibramos , nos alegramos, nos desesperamos, nos convertimos en algo que ya no somos nosotros mismos , y somos parte de esa eternidad. Ese momento deja de tener pasado, presente, futuro y nos confirma como aquello que realmente somos porque hemos dejado de ser. "nada existe por si mismo" La clave de Nietzsche nos advierte que Narciso se puede facilmente convertir en un Prometeo encadenado como Esquilo nos descubre. Un Prometeo que queriendo alcanzar a los dioses se ve preso y sin libertad, sometido a que su hígado sea devorado diariamente. ¿Cómo puede Prometeo romper sus cadenas ?
Nietzsche ofrece una eternidad donde cada momento se convierte en parte de la existencia. Ya no será Quirón quien aburrido de ser eterno ceda su lugar a Prometeo para que salve su condición La humanidad de las cadenas . Quirón se quedará en el Hades herido por la flecha de Héracles y Prometeo será así quien salve a la humanidad de su triste miseria . Narciso no es Prometeo pero este último será quien sabra recoger el entusiasmo para olvidarse de su existencia.