Centrar la atención en el instante presente con tranquilidad y de forma sistemática. Modificar así como percibo el mundo , como sostengo la vida , sosegar nuestros sufrimientos y dolor para ir más allá de nuestras satisfacciones . Tomar plena conciencia meditando dejándose sentir y comprenderse ,
Vivir el día a día en el caminar, pasear, respirar, comer, sentir, escuchar música, apreciar la belleza de los árboles, el agua fría en tu cara, la mano caliente de un amigo, el viento helado de la mañana, las hojas caídas del otoño, el sueño del hombre o mujer ajena en el vagón de tren, el entusiasmo de una chica joven, la sonrisa de un bebe jugando con su madre, o la entrada de aire por tus fosas nasales.
Aprovechar la vida sin que las tempestades que nos atraviesan nos permitamos que nos detengan y nos ocasionen un muro difícil de saltar, Podemos ver lo que es invisible, lo importante para comprender lo que es y olvidar lo que un día fue o estuvo en la vida. El refugio de los instantes presentes nos debería liberar de las prisiones mentales de nuestro ego. Transigir con nosotros para no ser exigentes por lo que dejamos de hacer , de vivir, de sentir, de decir, ... manteniendo el presente en el mundo propio , avanzando incluso heridos para dar paso al misterio de ver como surge de nuevo poco a poco la posibilidad de ser uno mismo alegre, sincero, paciente, generoso..
Para eso hay que ampliar los horizontes de nuestra mirada , dejar de decirme no puedo, no quiero, no deseo, olvidar el no , trabajar con otra mirada, con otro sentir, con otro ser, con otro vivir, contemplar contemplarse contemplar la vida, vivir para contemplar, para mirar hacia arriba , mirar hacia el cielo, hacia las nubes, experimentar la extensión y la disolución del yo , de ese ego que golpea , que arrastra, abandonarlo definitivamente, ....