Somos un enigma para nosotros mismos y también lo són los demás para nosotros. Alguien puede un día pensar que más valdria que no nos conocieramos nunca y así sin conocimiento parece que no habría prejuicios, juicios , mentiras, verdades, recuerdos,... ¿Acaso me conozco y me conoces ?
La vida la recordamos como la queremos recordar ni tan siquiera como se explica nuestra historia. En el recuerdo no hay más que construcción, una imagen que nos hacemos de lo que querríamos ser o desearíamos proyectar a los otros de nosotros mismos. En la historia hay datos, fechas, fotos, objetos, escenas, recogidas y sistematizadas para ser analizadas y contrastadas. Hay pués una diferencia.
Hacer memoria es recordarnos tal como queremos y deseamos pensarlo y sentirlo. Sin embargo a veces nuestra memoria es terriblemente exigente con nosotros mismos por nuestra capacidad de olvidarnos de lo que también somos a pesar de los baches, mentiras, dolores, ..y como si se tratara de una inmensa cebolla vamos quitandonos capas y capas para encontrarnos algo tierno y aceptable. ¿Qué puede ser eso?
Las experiencias siempre son únicas e irrepetibles , eso es quizás lo único que nos pertenece con exclusividad. Nada se reproduce de la misma manera con nosotros mismos ni con los demás. Aunque lo busquemos nunca sucede. Por eso esos momentos detenidos , ese tiempo de cerezas queda en ese recuerdo a diferencia de nuestra historia que puede ser algo diferente.
En el ejercicio de inventarnos nos podemos crear de nuevo. Si tengo un nombre para cada momento de mis egos puede que sea una persona diferente en cada espacio y tiempo que me habita , unas veces seré ...
Si vivimos es para seguir confesandonos sobre lo que sentimos, pensamos y hacemos. Todo es ficción porque somos ficción, al contemplar la vida que llevamos que cuando la volvemos a leer nos descubre como extraños . ¿Quien no tiene esa sensación al leer un poema que escribió hace años, una dedicatoria que hizo, un relato corto , de encontrarse frente a un estrangero, un extraño ? Nuestras palabras son nuestro espejo de lo que somos y pensamos. Y eso en la escritura aparece como algo auténtico.
Literatura y experiencia se relacionan claramente , así podemos comprender mejor el mundo pero también nos podemos falsear este mundo con el lenguaje , porque en el fondo es sospechoso de lo que nos queremos decir o narrar.
¿pero somos alguien en la vida que vivimos ? ¿O puede que sea el lenguaje, en el libro escrito el que nos puede dar vida realmente?
Claramente se trata de ser fiel a una verdad interior que uno siente y cree , algo que quizás no coincide nunca o casi nunca con aquella narrada por los otros en el destino común que no nos pertenece. Por eso como fragmentos de lo que nos narramos , vamos ocupandonos de infinidad de relatos que nos autorefenciamos de forma permanente , nos contamos en voz alta a nosotroso mismos una y otra vez, repetidamente, cansinamente, insistentemente. Eso no es porque sí, forma parte de la necesidad que tenemos de totalidad.
En eso esta la profundidad , en esa consecuencia del compromiso con la búsqueda de la verdad. La verdad tiene alma y en esos hechos que son contados ha de aparecer esa alma propia y personal.
Esas huellas que dejamos o marcamos en el camino permanecen allí , aquí en este modo de vida , presente más que pasada porque para vivir hay que en cada mirada dirigirse a algo nuevo.
Lo inevitable no sucede nunca, lo inesperado siempre " decía Keynes.Así el futuro puede que sea un almacén de posibilidades como dice Remo Bodei , pero también puede que sea razón para restringirnos ese número excesivo de posibilidades estadísticas, previsiones, proyecciones.
La memoria está marcada por zonas de olvido donde el pasado quiere apropiarse de nosotros mismos de nuestro presente , en esos instantes renace otro yo , de otro instante y si somos capaces de dejar que no se superponga a nuestro momento de pasado nos alegraremos