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ESTÈTICA DE L'EXISTÈNCIA.
¿Qué resulta suficiente para amar a la otra persona ? Cälin Peter Netzer director rumano ya ganador de algunos importantes premios nos presenta en su nueva película una relación fruto del apego. Toma y Ana representan el papel del hombre protector, complaciente, cuidador, del que siente su poder en esa relación que establece con Ana , la víctima que vive de ataques de pánico, ansiedad, miedos, inseguridades, insatisfacciones, dependencias.
La película tomada de la novela "Luminita , mon amour" de Cezar Paul-Badescu nos habla del amor como dependencia. En esa imposibilidad de construir una relación que tiene a uno y al otro secuestrados en su propia relación víctima/cuidador. Pero precisamente como película rumana la religión, la historia del totalitarismo comunista, el psicoanálisis configuran una amalgama de terapias que permiten entrar en ese juego convulso de la cámara cargada al hombro donde el espectador parece participar como un actor o actriz más. La confesión ofrece el ingrediente dentro de una ortodoxia que penaliza la falta de fe y ofrece entre reliquias y altares un camino para encontrar en el dolor, la enfermedad , el sufrimiento la razón para creer en Dios. Toma se confiesa después de largo tiempo para expurgar sus pecados , su falta de comprensión hacia su padre. Ambas familias de Ana y Toma representan la Rumania tradicional llena de prejuicios, de estereotipos, de un purismo de raza que obliga a pensar en que una chica moldava no es más que una puta. Y es que incluso la eyaculación de Toma en primer plano deja de ser pornográfica cuando se cuenta la historia utilizando una cronología no lineal. El amor precisamente nunca es lineal porque siempre está sometido a la tensión. Esas necesidades insatisfechas van circulando entre ambos como si se tratara de un juego existencial. El psicoanálisis permite oníricamente representar el espectáculo de una realidad huidiza que desde el principio se pregunta : ¿Por qué nos hemos de separar?
Ese apego complaciente precisamente convierte ese interrogante en una terapia psicoanalítica que intenta que la verdad salga a la superficie.
Así el amor complaciente, ese apego constante disfrazado de amor que confunde a Ana y Toma precisamente porque parecen ambos muy parecidos amor-apego olvida que no es lo mismo " desear estar con otra persona porque te hace feliz ..." que "Desear estar con la otra persona porque quieres hacerla feliz.".
Por eso el apego te obliga a abandonar a la otra persona porque se enfoca en un objeto que te complace más : una pareja más joven, más dinámica, más interesante pero sólo apartas la insatisfacción hasta que encuentras otro cambio.
y es que del apego al odio no hay más que un paso. Si el amor se transforma en odio no es verdadero amor, sino una manifestación de nuestras ansias de seguridad , de la necesidad de ser amados, de ser egoistas de forma encubierta.
El amor tóxico o apego convierte el amor en transacción , dar por lo que recibes, hasta que dejas de recibir , entonces dejas de dar.
Amar es el deseo puro de que todos los seres sean felices (maitri) para el budismo.
En la discontinuidad narrativa de la película se percibe esa disociación entre el corazón y la razón . Amar no es una idea , tampoco un simple deseo ..exige algo más.
Nunca me has querido , frase que en un final define muy bien como el amor puede provocar la destrucción de uno y otro, Un amor entendido como dependencia como apego como complacencia permanente para agradar al otro y así convertir el espejo de tu yo en el único retrato de tu verdadero amor.
Parece que se entienda que el amor ha de doler , ha de hacer que suframos una y otra vez para darnos cuenta que el amor es la forma más exquisita de la incomodidad de vivir por eso no es como en la película un decir si cuando queremos decir no desconectando con nosotros mismos.
En filosofía la experiencia del apego permite diferenciar entre la máscara de quien se camufla en la falta de sinceridad consigo mismo y la verdad del franco que habla como siente y vive como siente. El amor seguramente nace como decía Lucrecio de la soledad , de un encuentro fortuito entre dos almas solas.