En el discurso político actual , teniendo en cuenta las horas bajas de los poderes institucionales de los Estados , la preocupación por la libertad y el uso que de esta pueda hacer la ciudadanía resulta tema de preocupación nacional.
Desde hace décadas entrados en el siglo XXI el papel de las Instituciones cuestionado como factor de representación de la soberanía avanza como una evidencia imparable. En los llamados "disturbios" del 15-M cuando la ciudadanía sale a la calle de colores, clases, condiciones , situaciones diferentes no se habla más que en la calle de dejar de sentirse representados por la política y su clase. En aquel año todavía la juventud está demasiado distanciada de la sociedad política y de sus poderes fácticos como el de la prensa y los medios de comunicación. El espacio digital y sus navegaciones en red todavía no se han convertido en elementos para lanzar una forma alternativa a la comunicación social. No había nacido Whaps Up por ejemplo ni Telegram ni Instagram..todas ellas sometidas bajo el poder de las grandes corporaciones.
Bajo estas primeras amenazas en una Europa naciendo de instituciones de mercado y de tribunales de la Haya convertidos bases del grupo de los G-7 . Davos, Rio, no han despertado el poder suficiente para hablar de cambio climático, de poderes energéticos, los movimientos verdes nacidos en Francia, en Belgica, en Alemania son fácilmente engullidos por una izquierda ideológica que ha clavado la daga al marxismo, y a todas sus formas derivadas como la socialdemocracia convirtiendo el debate ideológico en un conjunto de post verdades sometidas a un mercado capital que lo incorporará todo.
En estos tiempos la ética y su referencia ha sido dirigida hacia las neurociencias como Adela Cortina o Kater Evens exponen en sus libros sobre neuroética. Se trata del dirigismo de base social a una realidad de la sociedad de la transparencia y del cansancio como sostiene el filósofo Han . La ley laboral española se convierte entonces en tiempos de crisis en una de las más autoexplotadoras , por eso la crisis justificará la necesidad del control social sin embargo el mercado crecerá a gran ritmo con el turismo, las exportaciones de grandes empresas externalizando sus industrias . Y poco a poco la gente , la población asumirá que inmigración, paro, viviendas, educación, sanidad , deben ser entendidos como problemas endémicos que un Estado no puede hacer frente.
Será entonces cuando la partitocracia del poder configura claramente un diseño inteligente para generar una deriva social y los nacionalismos son un ejemplo de ello claramente pensados y orquestados.
Cuando se oyen de nuevo consignas la calle es nuestra en el fondo el pueblo se olvida que la calle está llena de bares, terrazas, y que lleva ya tiempo dejando de ser de la gente . La calle no es el lugar más que de los dirigentes que mandan salir para pasear dirigidos por una escenografía que permite olvidar la gran cantidad de ancianidad que vive recluida en sus pisos vacíos que sobrevive con unas bajas calorías , que ha dejado de tener asistencia social domicialiaria, olvidar que los pisos cada vez más caros han originado salir del núcleo de las grandes ciudades como Barcelona, ir a un segundo cinturón como Sant Adrian del Besós o Badalona, o un tercer cinturón tocando las provincias en un límite de más de 100 kilómetros diarios para encontrar una vivienda de alquiler digna, que permita vivir con el sueldo actual ha olvidado de una ciudad avasallada por un turismo irrespetuoso que se convierte en opresor , en observador de tiendas de alto consumo y que encierra a la ciudadanía en un transporte público cada vez más insuficiente en todos sus sentidos.
La calle ha dejado de ser de nadie , porque siempre ha sido del poder , de quienes venden ideas, venden consignas y someten sus políticas sociales a sus únicos intereses ganar dinero abusando de la población más desprotegida. El nacionalismo sea del corte que sea ha olvidado que el pueblo no quiere independizarse de las mentiras repetidas de las clases burguesas, de la postverdad de los medios del sistema político, de una falsa soberanía popular inexistente desde hace décadas, ...se trata de cambiar la realidad para transformar el mundo : eso significa incluir, hablar, aceptar la diversidad, entender, dialogar, escuchar, olvidarnos de egos, de justicia de unos y otros, se trata de recuperar el ser humano en peligro de extinción del derecho de la madre naturaleza, del derecho a que no destruyamos árboles, que no contaminemos ríos, de recursos limpios, de materiales sostenibles, de seres humanos que no sean refugiados por el cambio climático, de sonrisas , de no violencia, de paz , de derechos humanos .
No hay más soberanía que la del individuo libre , dejar de estar sometido a cualquier forma de opresión , de estado, de poder, de bienes de consumo , de propiedad. Soberanía como el abandono de la propiedad para que el mundo deje de ser desigual, injusto, inexpresivo, estéticamente hedonista y cínicamente sarcástico frente a las otras.