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Chamanismo
Aquella mujer sobre la cama que miraba al techo con gran calma y ojos muy abiertos, inmóvil, me pareció un cadáver que ni se inmutó cuando entré por equivocación. Tumbado bocarriba su cuerpo menudo, extrañamente vestida y acicalada, parecía soñar despierta o estar alucinando. Fue ella quien más tarde, con insólita naturalidad me leyó el alma en un instante de vértigo. Se me quedó mirando sentada. Vestía su viejo cuerpo con coquetería y se maquillaba los ojos como india o gitana. Entonces, me dijo lo que había sabido en su selva remota, lo que en aquel momento también vio escrito en mi alma. Y con sencillez me lo contó...
Marcos Santos