He terminado de leer
Ácido sulfúrico, de Amélie Nothomb, ed. Anagrama, Barcelona, 2017 (edición original 2005). Escrito con una prosa que aparenta descuido, de frases cortas, diálogos muy dinámicos. No puedo decir que este, ni sus libros, me lleguen al alma, pero son buenos, al menos, están muy bien narrados. Hay detrás una estructura, una idea clara del libro, en esta escritora tan prolífica, que sin duda sabe el oficio. Pero no es mi estilo de literatura el de este libro, por lo menos. Sus libros, (he leído otros dos bastante buenos y un tercero que me gustó menos) son explosivos, auténticos cócteles Molotov que contienen siempre una dosis de violencia y de relaciones malsanas. Tiene otros muchos libros (decenas) que yo no he leído, y al parecer alguno es en un tono más lírico, pero los que conozco son, como repentinas tormentas o tornados que se montan en un periquete y la lían parda. Es una literatura algo loca, con alguna dosis de neurosis, que tacharán de postmoderna y que recoge algo de lo mucho patológico que hay en nuestro mundo y vidas al límite, entre la histeria, el miedo, el asco y el hastío. Un combinado curioso que aunque tiene todos los ingredientes para que me guste, no puedo decir que me haya dejado una huella indeleble. Aunque esto solo puede saberse cuando pase un poco de tiempo. Al menos es bueno, creo, que hoy se escriba también así, con esta prosa a medida de nuestro tiempo, que es lo mejor que parece tener, el haber captado un determinado modo de ser actualísimo y vertiginoso.