I
Esta mañana he dado una charla de veinte minutos en el aula magna de la Universitat Abad Oliva. Día espléndido. He compartido el micro con Josep Maria Alsina y hemos hablado de educación y sociedad. Lleno absoluto, pero no por nosotros dos, sino porque se presentaba en sociedad la "Corriente Social Cristiana", de la que no formo parte.
II
Hace unos años llegué a un acuerdo con el Jefe: Cuando un grupo de cristianos me invite, voy, sin que me preocupe su etiqueta. Lo sorprendente es la cantidad de gente admirable que conoces cuando los ves sin etiqueta. En cuestiones de carisma soy estrictamente luriano.
III
Me he encontrado con caras conocidas de esas que te alegras tanto de volver a ver. De esas que te miran de tal manera que sientes íntimamente el inevitable deber de acercarte a la imagen un tanto desmedida que tienen de ti. Son presencias éticas. A Antoni Puigvert hacia tanto que no lo veía...
IV
Una librería ha puesto a la venta el libro de Balmes en el claustro de la universidad y para mi enorme satisfacción, a los 15 minutos ya estaba agotado. He firmado mucho, intentando mantener la promesa que me hice a mí mismo de no repetir una dedicatoria, cosa que no siempre es fácil.
V
Hay veces que se me acerca alguien con un libro mío en las manos para que se lo dedique y me lo pide con tanto entusiasmo, que me temo que no estará a la altura de sus expectativas y estoy tentado de pedirle un perdón preventivo.
VI
He comenzado mi charla así:
Qué tienen en común los siguientes hechos:
1. Tom Peters, de 32 años, se considera transespecie y afirma sentirse un cachorro dálmata.
2. La estadounidense Jewel Shuping, para hacer realidad su sueño de ser ciega, se ha hecho verter sobre los ojos un líquido corrosivo.
3. Salvatore Garau, artista plástico, vendió en una subasta pública una escultura invisible titulada “Ante ti”, por 28.000 €.
Lo que tienen en común es que a nuestros abuelos todo esto les parecerían completamente inverosímil, mientras que a nosotros nos parece perfectamente posible.
El pasado 28 de diciembre leí en La Vanguardia que una mujer llamada Sonja Semyonova, de 45 años, se declara ecosexual y había iniciado una relación erótica con un árbol. Aseguraba, además, que nadie la había hecho sentir como el árbol de sus amores. Si os digo la verdad, fui incapaz de discernir si era o no una inocentada.
Nuestro mundo ha ido perdiendo realidad a medida que iba ampliando lo posible. Si todo puede ser de otra manera, no es necesario tomarse demasiado en serio lo que ahora es. A lo largo de este proceso, el excéntrico se ha convertido en respetable y la excepción es ahora el juez de la norma.
El dominio de lo posible sobre lo real ha elevado lo nuevo al lugar privilegiado que en nuestra tradición ocupaba lo bueno. Hoy la innovación se presenta como intrínsecamente buena. Si le dices a alguien que está equivocado probablemente te dirá que respetes su opinión; si le dices que está anticuado, asumes más riesgos.
En esta situación, la crítica del humanismo ha pasado a formar parte de la ortodoxia universitaria.