Encuentro la siguiente historia en el Manifiesto sobre la utilidad de lo inútil escrito por el filósofo Nuccio Ordine, a quien los dioses protejan, nacido en 1958 en la ciudad calabresa de Diamante. Doy todos estos datos superfluos porque me da la gana, por supuesto.
El 21 de mayo de 2005, David Foster Wallace dio una conferencia a los alumnos recién licenciados del Kenyon College, una universidad dedicada al fomento de las artes liberales situada en el centro de Ohio. El escritor, trágicamente desaparecido (se ahorcó el 12 de septiembre del 2008) quiso ilustrar a su joven audiencia sobre la función de la literatura con un discurso que comenzaba así: "Había una vez dos peces jóvenes nadando que se cruzaron con un pez de avanzada edad. Éste les hizo un signo con la cabeza y les dijo: Salud, amigos, ¿está buena el agua? Los dos peces jóvenes nadaron un rato más, hasta que uno de ellos se detuvo y le preguntó al otro: ¿Qué es el agua?"
El propio Foster Wallace explicó la moraleja de esta historia: "las realidades más evidentes, las más omnipresentes y las más importantes acostumbran a ser las más difíciles de ver y de explicar."
Totalmente de acuerdo.
La buena literatura y la buena filosofía comparten el deseo de explicar qué es el agua, pero sólo a quien se haya detenido ya a preguntárselo.
Sobre el pez anciano no hace falta decir nada.