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El café de Ocata
Recordaba hoy lo que un alto cargo de CiU me decía sobre un afiliado marroquí de otro partido que, a su parecer era un infiltrado salafista. Lo he recordado con tristeza viendo con que escasísima inteligencia política los voceros impacientes se han lanzado a acusar al CNI de perseguir a los emigrantes partidarios del derecho de autodeterminación de Cataluña. La excusa ha sido la detención de Noureddin Ziani, sospechoso de trabajar para lo que, para mí, es el enemigo, el terrorismo islamista. Ante la gravedad del caso, un ejercicio de prudencia de 48 horas de silencio no hubiese venido mal a nadie. Pero la impaciencia de la opinión ya hecha, que pesa en el bolsillo como una piedra arrojadiza llamada libertad, es más fuerte. Allá cada cual con el orden de sus prioridades y con la elección de sus alianzas. Parece que hoy el conseller del Interior catalán, Ramon Espadaler, se ha mostrado más prudente... aunque con una prudencia no exenta de una ambigüedad muy calculada. A su parecer sería "temerario" vincular esta decisión del CNI con las posturas soberanistas del detenido.