Vuelvo a casa cargado de polvo, sudor, sol y alegría, tras dos semanas espléndidas andando con mi agente provocador y la mochila al hombro por los caminos de Bulgaria, siguiendo el curso del río Tundja desde la frontera con Turquía hasta el paso de Shipka, en los Balcanes. Cerca de 300 km en total. En la foto, el sombrero, la dos libretas moleskine con el diario del viaje, una herradura que me encontré nada más comenzar a andar y que nos ha proporcionado toda la buena suerte que necesitábamos y que era lícito esperar de semejante hallazgo, un trozo de cerámica de las ruinas de la fortaleza Assara en Nicolaevo, y otro de las ruinas de la fortaleza del paso de Kaleto. Bacallà Salat, por supuesto, se encarga de supervisarlo todo.
La prueba irrefutable de mi intimidad con la aristocracia tracia: el rey Seutes con mi sombrero.
Estando en pleno viaje me llamó Miquel Osset, de la Editorial Protus, para comunicarme que acababa de salir de imprenta la traducción, adaptación, corrección y ampliación de la edición catalana de "Por una educación republicana".
Un cordial saludo a todos. Estoy mejor que nunca, amigos.