- ¡Fernando! ¡Fernando! -gritaba una voz femenina en el interior de una peluquería de la calle Villarroel.- ¡Fernando! ¡Fernando!Como los gritos eran de socorro, me acerqué a la puerta y por pocas no me atropella un negro de dos metros que se abalanzó sobre mí con una maceta en la mano. Menos mal que pude hacerme a un lado.Una mujer joven salió detrás de él repitiendo su grito de ayuda: ¡Fernando! ¡Fernando!El negro saltó, literalmente, al asiento de atrás de una moto. El motorista lo estaba esperando con el motor en marcha. Salieron de allí a toda velocidad. En un tris estuvo que no arrollaran a una señora mayor que venía de hacer la compra en el mercado de Sant Antoni.Entonces apareció Fernando.- ¿Qué pasa? ¿Qué gritos son esos? -preguntó.- Que un negro nos ha robado una planta.- ¿Estaba cortándose el pelo?- ¡Después!- ¿Y ha pagado o se ha ido sin pagar?
Esto sucedió ayer por la tarde, a eso de las 19:30.