Hoy, como es San Bruno, onomástica de mi nieto, he ido a misa. A la cartuja de Montalegre, como es lo preceptivo cada 6 de octubre.
Como siempre, he salido de allí más liviano. Mi parte mala me dice que es por el hecho de haber salido (hay una vocecilla tenue que me reclama desde una celda). Mi parte buena dice que es por el hecho de haber entrado.