He enviado a mi espíritu a hablar un rato con el dios Sabazios. Mi espíritu -del que ustedes tienen aquí un esbozo con jersey- le decía que la oración es el único antídoto efectivo contra el dominio de la técnica, porque quien reza sabe que no se puede fiar ni de su saber ni de sus deseos. Y la docta desconfianza -he concluido- es un saber superior al saber técnico. El dios me miraba un poco perplejo, como preguntándome: "¿Y esto se lo vienes a contar a un dios muerto?".