Aceptemos que lo de "mi coño es mío" es un buen argumento para proteger el aparato reproductor femenino de cualquier intromisión legal por parte de los poderes públicos. Si es así, entonces aún sería mejor argumento proclamar "mi cerebro es mío" y reclamar ipso facto la derogación de cualquier ley que autorice al Estado a introducir contenidos de cualquier tipo en mi cerebro.
¿Por qué hay que ser más celoso de los derechos de propiedad sobre el coño que sobre la inteligencia?
Quiero decir con esto que las defensoras del primer eslogan parece que deberían defender también el segundo y, luchar denodadamente contra la escolarización obligatoria, por ejemplo. Si tengo derecho a proteger mi cuerpo de cualquier intromisión de los poderes públicos, más derecho parece que tengo a proteger mi inteligencia. ¿O no?
En conclusión: Deroguemos la educación pública. ¡Viva la educación libre!