El salmo 52 comienza de esta manera: "Dixit insipiens in corde suo: non est Deus". "No est Deus" es precisamente lo que se lee en la inscripción que este hombre tiene en la mano y que muestra lo que le susurra el diablo. De este salmo parte San Anselmo para desarrollar su famoso argumento, llamado ontológico. En nuestro tiempo es el sabio el que dice en su corazón: "el mal absoluto existe". Esto es lo que hemos conseguido: Hemos dejado de creer en el Bien con mayúsculas, pero no tenemos manera de librarnos del Mal con mayúsculas. El argumento ontológico sigue en pie, pero invertido.
Salterio, Francia c. 1205.LA, Getty, Ms. 66, fol. 56r