Resulta que como no acabamos de liberarnos de la mediocridad educativa, a nuestros iluminados les da por poner a parir a los montes. Y lo que nos ofrecen como propuesta es el ridículo: "Para mejorar el aprendizaje la mayoría [de los docentes] opina que hay que incentivar el desarrollo del pensamiento crítico (76%), trabajar las inteligencias múltiples de manera individualizada (71%) y fomentar el trabajo cooperativo en las aulas (59%)".
La mayoría es, obviamente, la mayoría de los encuestados,
que no sé de dónde los habrán sacado. Vamos a ver… ¿si constatamos una y otra vez que hay una serie d países que lo hacen mucho mejor que nosotros, no sería lo sensato estudiar qué podemos aprender de ellos en vez de propugnar teorías estúpidas e ideas mendaces?
Lo del pensamiento crítico es un subterfugio para justificar el antiintelectualismo de algunos pedagogos progres que no saben hacer la o con un canuto y a su impericia la llaman creatividad. Cuando hablan de pensamiento crítico están hablando del suyo… que brilla por su ausencia. Pero lo prudente, si queremos ser críticos de verdad, es asegurarnos que tenemos los conocimientos pertinentes sobre aquello sobre lo que queremos ser críticos. Sin conocimientos sobre un problema, no hay pensamiento crítico sobre ese problema sino opiniones disparatadas.
Lo de las inteligencias múltiples… Cuando ustedes encuentren a un neurólogo competente que crea en esta teoría, díganmelo y comenzaré a tomármela en serio.
El trabajo cooperativo se supone que es aquel que permite que dos alumnos pensando en el número "2" produzcan como resultado el número "4". Pues lo mismo: cuando lo consigan háganmelo saber.
En definitiva: para salir del atolladero vamos en busca de métodos que nos permitan trabajar menos y aprender más. Pero el aprendizaje relevante, amigos, es difícil. Por eso mismo el saber es valioso: porque es escaso. Y esto es lo que saben los orientales que están encabezando todas las listas de resultados internacionales:
Jin Li és una profesora de origen chino que ha trabajado en las universidades de Harvard y Brown. Ha reflexionado sobre su experiencia docente en un interesantísimo libro titulado
Cultural Foundations of Learning: East and West (2012) que se abre con esta pregunta: ¿Por qué los estudiantes norteamericanos tienen todas las facilidades para estudiar y, sin embargo, no parecen muy interesados en aprender?". Esta es también la pregunta que debiéramos hacernos nosotros. Jin Li ha dedicado muchos esfuerzos a investigar las diferencias entre los alumnos estadounidenses de diferentes culturas. Su conclusión es que en Occidente tendemos a comprender el aprendizaje de manera cognitiva, mientras que en Asia lo comprenden moralmente. Es decir, los occidentales vemos el aprendizaje como algo que hacemos para comprender y dominar el mundo, mientras que los asiáticos tienden a verlo como un proceso de conquista de determinadas virtudes personales. Cuando Jin Li pide a los estadounidenses que digan al azar palabras sobre el aprendizaje se encuentra con respuestas como: "pensar", "escuela", "cerebro", "descubrimiento", "comprensión", "información". Las palabras de los chinos son: "insistir", "tener sed", "tener hambre", "ser diligente"... En la concepción occidental del aprendizaje la actividad central es la construcción, la manipulación, el cuestionamiento de la autoridad y el fomento del pensamiento crítico. En la comprensión china, el mismo proceso de adquisición de conocimientos es el centro, porque el aprendizaje es un camino de perfeccionamiento personal. Para los orientales las virtudes intelectuales son virtudes morales: la sinceridad, el compromiso con el trabajo que se está haciendo, la diligencia, la perseverancia, la concentración y el respeto por los docentes.
Las conclusiones de Jin Li coinciden con las conclusiones de Amy Chua y Jed Rubenfeld en su libro
The Triple Package: How Three Unlikely Traits Explain the Rise and Fall of Cultural Groups in America. Los autores, una pareja formada por una japonesa y un judío, se preguntan: ¿Por qué los judíos, mormones, cubanos, asiáticos, indios, iraníes, nigerianos y libaneses tienen en los Estados Unidos unos magníficos resultados? La respuesta se encuentra en los valores intelectuales que compartes. ¿Hace falta que les diga cuáles son?