¿La abundancia de anáforas tiene algo que ver con la vacuidad de un discurso? Sospecho que sí. ¿Y el exceso de ruido? Pues lo mismo. El político tiene que hacerse oír, porque el peor político es el que nadie oye. Ergo… si no tienes nada que decir, haz mucho ruido. Nada de esto es nuevo. Esto está en la esencia de la vida política… Pero parece políticamente más sano criticar el discurso vacío de un político concreto que criticar las deficiencias de todo discurso político.
Yo tengo tanta fe en los economistas serios como en las echadoras de cartas serias, pero me parece que los que reducen su discurso político a una negación reiterada de cualquier dato positivo de crecimiento, con su actitud se delatan.