He pensado mucho en la felicidad ideal y creo haber hecho descubrimientos notables sobre ésta.Evidentemente, consiste, cuando hace calor, en dormitar junto a la charca. Un olor delicioso sale del estiércol que fermenta; las briznas de paja lustrada brillan al sol. Los pavos entornan el ojo amorosamente, y dejan caer sobre el pico su penacho de carne roja. Los pollos ahuecan la paja y hunden su ancho vientre para aspirar el calor que sube. La charca centellea....En invierno, la felicidad es estar sentado junto al fuego, en la cocina.…El que come es feliz; el que digiere es más feliz; el que dormita mientras digiere es aún más feliz. Todo lo demás no es más que vanidad e impaciencia del espíritu.” Hippolyte Tayne, Vida y opiniones filosóficas de un gato.
Así pues la cuestión es esta: ¿Qué es preferible, ser un gato feliz o un hombre insatisfecho?