En La Vanguardia
Y mi ingenua pregunta es: Si hemos aceptado como principio moral que "mi coño es mío", ¿qué privilegio ontológico tiene el coño sobre la boca? O dicho de otra manera, si la premisa moral es "mi cuerpo es mío" y esta premisa sirve para decir sí al aborto, ¿por qué no habría de servir para decir sí a una felación a cambio de una copa? O bien podemos hacer lo que nos da la gana con nuestro cuerpo, porque es nuestro, o bien hay algún principio más alto que nuestro derecho de propiedad sobre nuestro cuerpo que ha de orientarnos sobre su uso.... por ejemplo el principio de la prudencia.