Heidegger, Sobre el evento, parágrafo 246, titulado “El abrigo de la verdad en lo verdadero”:
“Abrigo es en el fondo la guarda del evento a través de la impugnación de la contienda.
Guarda del ocultarse (del vacilante rehusarse) no es un mero conservar de algo, sino impugnar la proyectante sujeción a lo abierto, la contienda, en cuya subsistencia es disputada la pertenencia al evento.
Así la verdad se esencia como lo verdadero respectivamente abrigado. Pero esto verdadero es sólo lo que es como lo no-verdadero, no siendo e infundamentado a la vez.
Hacer accesible el abrigo de la verdad desde sus modos próximos del procurar correspondiendo ser y tiempo.”
Yo, pobre de mí, nunca supe si este libro de Heidegger había que leerlo como un ejercicio de escritura automática o como un ejercicio serio de filosofía. En todo caso, es uno de los libros ante los que he naufragado de manera más esplendorosa. Es decir, completamente. No entendí nada del primero al último párrafo y, sin embargo, me lo leí entero. Desde entonces, dormía plácidamente en una estantería de mi biblioteca, como un arpa con las cuerdas rotas, hasta que gracias a Rüdiger Safranski he recuperado mi autoestima.
Cuenta Safranski (Un maestro de Alemania) que en una ocasión Carl Friedrich von Weizsäcker le contó a Heidegger esta historia: Un hombre se pasaba los días en la barra de un bar murmurando una sola frase: "¡Sí, mujer mía!". Los otros clientes habituales, sorprendidos por esta fijación, acabaron preguntándole a qué se debía su comportamiento. El interrogado respondió: "Es que habla y habla y habla y habla...". Insatisfechos con esta respuesta, le volvieron a preguntar: "¿Pero qué habla?". El hombre, resignadamente, les contestó: "Ella no lo dice".
Heidegger, al oír esta historia, contestó: "Así es". Y yo casi salto de alegría al leerlo.