Cuando Dios creó al primer hombre en solitario, se dijo: "No es bueno que el hombre esté solo" y le creó una mujer de la tierra como él, a la que llamó Lilit. Enseguida empezaron a pelearse el uno con el otro. Ella decía: "Yo no me acuesto debajo", y él replicaba: "Pues yo tampoco, que a ti te corresponde estar debajo y a mi encima". Ella sostenía que los dos eran iguales, puesto que los dos procedían de la tierra, pero como Adán no estaba dispuesto a escucharla, ella pronunció el Nombre inefable y echó a volar por el aire del mundo.
- Señor del mundo -le dijo Adán a Dios- la mujer que me diste ha huído de mí.
Dios envió a tres ángeles Sen'oy, San'senoy y Seman'guelof para hacerla regresar. Le dieron alcance en medido del mar, en las aguas tumultuosas, pero ella no quiso volver.