Dicen los entendidos que Bruckner componía desde el lugar al que Mahler quería llegar, el cielo. Yo he salido esta tarde a disfrutar de la puesta del sol llevando a Bruckner en los auriculares, con la esperanza de encontrarme con el regalo del cielo. Llevamos varias tardes de escándalo, en Ocata. Sin embargo somos pocos los que salimos a disfrutarlas... Claro, es que ha refrescado...