Este fin de semana he recibido dos invitaciones: una, para dar varias conferencias en la República Dominicana y, la otra para visitar Venezuela. Por si fuera poco, me ha escrito el director de marketing de una importantísima empresa multinacional. Cuando el azar juega en tu equipo, la vida es una cómoda cuesta abajo. Lo que ocurre es que el azar es muy antojadizo.
Cuando se habla de experiencias de éxito en educación todo el mundo piensa en Finlandia, Shangai, Singapur o Corea. Poca gente conoce el milagro que se está llevando a cabo en Venezuela con el
Sistema, un proyecto de formación musical iniciado en 1975 por José Antonio Abreu y que hoy está impartiendo cuatro horas semanales de formación musical a 500.000 niños, habiendo creado una compleja red de coros y orquestas por todo el país. Insisto en la fecha de 1975, porque el Sistema no es un proyecto bolivariano, sino el proyecto más serio y riguroso que se haya llevado a cabo nunca de formación musical. El viernes y el sábado tuvimos en el Palau de la Música al resultado más visible de este proyecto, la Orquesta Sinfónica Simón Bolivar de Venezuela -hoy va camino de Valencia y de allí se traslada a Madrid- y tuve la fortuna de encontrarme personalmente, en el camerino del Palau -antes y después del concierto- con
Gustavo Dudamel.