Los azarosos caminos del destino han querido que llegase quince minutos tarde a una reunión que comenzaba a las cinco y que estaba presidida por el conseller de cultura, Ferran Mascarell. La reunión se celebraba en torno a una gran mesa ovalada y sólo había un asiento libre, a su derecha. Y allí me he sentado, obedeciendo a su invitación. Nos ha advertido el señor conseller que a las seis se tenía que ir, porque había reunión en el MACBA para tratar de la polémica escultura, ustedes ya saben. Y como el azar ha seguido moviendo los hilos a su antojo, cinco minutos antes de las seis se ha presentado la ocasión propicia para que le mostrase al conseller este libro que, casualmente -lo juro- llevaba en el bolsillo:
Ha tomado nota del mismo en el móvil e incluso ha hecho una foto de la portada.
Después ya saben ustedes lo que ha pasado. El director del MACBA ha presentado su dimisión.
No caeré yo ahora en la falacia del "post hoc ergo propter hoc". Pero ahí queda eso.