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El 24 de mayo de 2011 escribí este artículo en La Vanguardia, dejando clara mi perplejidad porque el Príncipe de Asturias fuera a parar a la pseudociencia. Por supuesto, desde entonces no ha hecho más que crecer el número de pedagogos seducidos por Gardner y la tentación de estar al día, porque una teoría mendaz no parece tan mendaz si se presenta como innovadora.
Esta mañana un amigo me envía este enlace a un artículo de The Guardian, que no hace sino confirmar lo que vienen diciendo los neurólogos competentes a quien los quiere oír. Ahora bien... ¿se los quiere oír? Mi sospecha es que la pedagogía hace tiempo que ha dejado de preocuparse por la ciencia para entregarse a los brazos de la ideología. Aún hay por las escuelas supuestos especialistas hablando de lateralidad cruzada. Los mitos educativos parecen indestructibles.