"Una vez le dijeron que en Lefórtovo, en el calabozo de los condenados a muerte -en los años del terror, siempre había en ellos más de una persona-, se podían ver, esgrafiados en la pared, los versos: ¿Pero existo de verdad / y de verdad vendrá la muerte? Cuando lo supo, Ósip [Ósip Mandelstam, el autor de esos dos versos y uno de los principales poetas rusos del siglo XX] se puso muy contento y durante unos días estuvo tranquilo y calmado." Nadejda Mandelstam, Contra toda esperanza.
Pero esa calma presagiaba -y Mandelstam bien que lo sabía- la tormenta de su inminente detención, que lo llevaría a morir de agotamiento en un campo de concentración.