- Luis de Foxá, poeta falangista, exclamó al ver el nuevo edificio de los jesuitas: Si esto hicieron con el voto de pobreza, qué no harán con el de castidad.
- Cuando un grupo de generales fue a pedirle a Franco que restableciera la monarquía, el Caudillo los recibió uno por uno; a Saliquet, por ejemplo, le preguntó de entrada: ¿Estás preocupado? ¿Es que no marcha bien tu fábrica de jabones? Ya no hubo más gestiones.
- Julián se mató en la celda colgándose. Castigado porque no había querido decir quién le había pasado un libro prohibido. En la pared había escrito: Vivir sólo para odiar haría odiosa la vida. No merece la pena. ¿Retórica? Sí, si no se hubiera suicidado.
- Dicen que [en México] se distinguía a un refugiado porque tenía el índice de la mano derecha más corto que los otros, de tanto golpear con él en la mesa del café mientras decía: Este año cae Franco.
- Automáticamente, cuando me presentan a un exiliado, trato de recordar si fue de los que protestaron por la persecución del POUM o de los que callaron. De los que callaron es el filósofo José Gaos. Confuso escribiendo y claro hablando. Un alumno suyo de la Universidad le dijo un día: Leyéndolo a usted, maestro, me explico la independencia [de México]. De su versión de Heidegger alguien comentó: Sólo leyendo el original alemán se entiende la traducción castellana.
Victor Alba, Sísifo y su tiempoContinuará...