Esta noche, cenando en Sofia, he regalado a la Universidad Nueva de Bulgaria una de las joyas de mi biblioteca:
Pero, ¡demonios!, en la mesa estábamos Vesselina Vassileva, Lidia Dimitrova, Anelia Iankova, Elena Tarasheva, Lachezar Rachev, Gilles Rouet y un servidor y, además, me acababa de decir una de las presentes que estaba utilizando la traducción búlgara de mi Introducción al vocabulario de Platón en sus clases en una universidad norteamericana. Aún así me ha costado desprenderme del libro, pero ¿qué regalas cuando das algo de lo que no te cuesta desprenderte?
El caso es que el buen Dios, como recompensa, ha querido que al pasar por una librería de viejo encontrara esto:
"Les récits de Tcherkaski", del gran Jordan Raditchkov, que decía que "la bida es una ermosa frase yena de fartas de hortografia". El libro comienza con este consejo: "Sois invraisemblable".