... que me dijo: "Perdóneme, señor, pero tengo en mi poder un objeto que le pertenece". "¿Cómo es posible?", pregunté bastante sorprendido. El extraño sacó una navaja del bolsillo. "Hace unos años -explicó- pusieron esta navaja en mis manos con la indicación de que debía conservarla hasta que encontrase a un hombre más feo que yo. La he llevado desde entonces hasta ahora. Permítame que le diga, señor, que creo que tiene todo el derecho a reclamar su propiedad".
Anécdota explicada por Abraham Lincoln a su retratista. En Abraham Lincoln. Por la libertad. Plataforma Editorial.