Para 1940 la ideología y la retórica progresista (aunque no necesariamente las prácticas progresistas) se habían convertido en la “conventional wisdom” en las escuelas norteamericanas (Lawrence Cremin,
The Transformation of the School, 1961).
Esa "conventional wisdon" es, dicho de otra forma, el lenguaje pedagógicamente correcto, que el mismo Cremin sintetiza en las siguientes expresiones (y que algunos creen específico de las "escuelas avanzadas"):
- Interdisciplinariedad.
- Respetar las diferencias individuales.
- “Critical thinking”
- “Learning by doing”
- “Solving current social problems”
- “Relate the school to life”
- “Teaching children, no subjects”
- “Social and emotional growth”
- “Creative self-expression”
- Motivación intrínseca.
Dada la diferencia entre el lenguaje pedagógicamente correcto y las prácticas pedagógicas posibles (cualquier maestro sabe que no es lo mismo defender la educación individualizada que ponerla en práctica), no es extraño que los pedagogos que generan más entusiasmo sean aquellos que nos prometen que nos podemos reconciliar con nuestro lenguaje, porque -nos aseguran- han encontrado la manera de poner en práctica los principios progresistas. Por supuesto, si ejerciendo el "critical thinking" se te ocurre dudar de estas promesas, serás acusado de querer imponer el aprendizaje memorístico de la lista de los reyes godos.