Artículo en el diario ARA (07/02/2016)
Todos estamos de acuerdo en que la escuela debe garantizar que lo aprendido puertas adentro se aplicará puertas afuera. Pues bien, la capacidad para proyectar lo que sabemos más allá del contexto en el que ha sido aprendido es lo que la psicología llama transferencia, que se presenta, por lo tanto, como la competencia intelectual que hace productivo lo que sabemos. Es tan importante, que la bibliografía sobre esta cuestión es literalmente inalcanzable. Sin embargo, sigue siendo muy complicado garantizarla. Aunque nos guste creer lo contrario, haciendo a menudo ejercicios de creatividad no se aprende a ser creativo, sino a resolver ejercicios de creatividad. Quizás lo que llamamos inteligencia no sea, en última instancia, más que otro nombre para la transferencia.
Los psicólogos cognitivos suelen distinguir entre transferencia próxima y remota. La primera tiene lugar entre dos tipos de problemas con un enunciado muy similar (hemos aprendido a sumar peras y pasamos a sumar manzanas). La segunda es más compleja porque nos cambia el contexto del problema. Pensemos en una suma de este tipo: "En una cueva completamente oscura hay mezcladas piedras blancas y negras. ¿Cuál es el número mínimo de piedras que tengo que coger para estar seguro de que tengo dos del mismo color?".
¿Hablamos de dos tipos diferentes de transferencia o de dos gradaciones diferentes de la transferencia? Algunos científicos piensan que la transferencia debe verse como una tensión que va en aumento a medida que la analogía explícita entre dos situaciones se debilita. Pero no hay consenso sobre las características de la transferencia remota. Y este desacuerdo es parte de nuestro problema a la hora de saber de qué hablamos cuando hablamos de transferencia. Hay más acuerdo, en cambio, para establecer las razones que explican la dificultad de la transferencia:
1. Cuanto menos conocimiento tenemos de un tema, mayores son nuestras dificultades para distinguir entre la información relevante y la anecdótica. Cualquier detalle que para el experto puede ser irrelevante, para el aprendiz puede ser motivo de confusión. Nunca debemos dar por hecho que cuando presentamos un problema de "fracciones de pizza" todos los alumnos hagan hincapié en "fracciones".
2. En toda didáctica hay una paradoja interesante: todo lo que nos ayuda a acercar un nuevo problema a la situación concreta de un alumno (familiaridad, accesibilidad, relevancia personal, etc.) puede producir equívocos que dificulten la transferencia.
Continuará...