Asegura don Marcelino Menéndez Pelayo que "los artilleros, los albéitares y los maestros de escuela" han sido siempre en España los grandes puntales del espiritismo. Si él lo asegura, yo me lo creo. Y si alguna duda pudiera tener al respecto, la deriva de la neolengua pedagógica me ha acabado de convencer. Ayer por la tarde un sufrido profesor de instituto me comentaba que la directora del su centro había acabado su discurso de bienvenida con estas palabras: "Habrá sesiones de neurotraning para que os resulte más fácil la parte emocional". Como don Marcelino no habla nunca por hablar, sostiene su tesis con este libro dictado por los espíritus a Domingo de Miquel, José Amigo "y otros maestros de Lérida":
"En otra parte que no fuera España -dice don Marcelino-, tal libro hubiera llevado a sus autores derechamente a un manicomio, juzgándolos con mucha benignidad. Pero nuestro Consejo de Instrucción Pública lo juzgó sapientísimamente de otra manera y los dejó continuar en la enseñanza, trasladándolos a otra escuela, sin duda para que pudiesen extender el radio de sus conquistas." Lo más curioso de esta joya es que las fuentes de los autores no son espíritus cualquiera, sino de la más alta alcurnia, como Lúculo, Fenelón, San Luis Gonzaga, San Pablo, Moisés, Santo Tomás de Aquino y hasta la Virgen María.
"¡Pobres pedagogos que soñaron ser regeneradores del mundo! -concluye nuestro polígrafo- ¡Cuánto mejor les estaría perfeccionarse en la letra cursiva! ¡Qué semillero de Hermógenes han sido aquí las dichosas escuelas normales!".