En los manuales soviéticos de historia de la filosofía se explicaba la teoría de la reminiscencia platónica a partir de la afirmación de que este filósofo fue el ideólogo de la aristocracia esclavista ateniense. La Crítica de la razón pura se reduce a un mero impuso reflejo de la ideología de la naciente burguesía alemana y el neokantismo se adelgaza hasta quedar convertido en misérrimo kantismo reaccionario y subjetivo-idealista.
Pero quizás el premio a la idiotez historiográfica marxista se lo lleve Lukács, que en su Die Zerstörung der Vernunf se despacha a gusto con Dilthey, Scheler, Heidegger y Jaspers. Al primero lo trata de fundador de la filosofía imperialista de la vida; al segundo, de filósofo de la estabilidad relativa de la vida y resume la filosofía de los dos últimos como miserere del subjetivismo parasitario.
Dicho lo anterior, y entre nosotros, reconozco que encuentro cierto aire poético en eso de "filósofo de la estabilidad relativa de la vida" e incluso me parece un caso de justicia poética tratar la filosofía del autor impenetrable de Sobre el evento -Heidegger- de "miserere del subjetivismo".