Por alguna extraña razón que se me escapa, esta pirámide se ha convertido hoy en Cataluña en un dogma pedagógico cuando lo único que demostraría es que, su supuesto autor, Edgar Dale:
- O no tenía oído -sólo recordaba el 5% de lo que escuchaba- o sus profesores eran plúmbeos. Sus padres estarían desesperados con él. Pensando en esto, descubro sin sorpresa que yo recuerdo muchísimas cosas de los buenos profesores que he tenido y que fueron aquellos que impregnaban de importancia todo lo que hacíamos.
- Tenía la memoria visual de un pez. De las novelas que leía sólo recordaba un 20%. Daba igual que le interesasen o no.
- Parece que iba al teatro, a la ópera y al cine, pero se gastaba el dinero inútilmente, visto que a las dos semanas sólo se acordaba del 30% del espectáculo.
- En cambio retenía el 50% de todo lo conversado. Claro que no sabemos la relevancia del 50% que olvidaba.
- Lo más preocupante es el último punto. Edgar Dale era un fenómeno: se acordaba del 90% de lo que había enseñado a otros. No es, desde luego, mi caso. ¡Y mira que he pasado años enseñando! Sin embargo he de reconocer que muchas veces descubro los límites de mi comprensión cuando intento explicar eso que creo haber comprendido. Si los otros no me entienden, es más que probable que mis ideas no sean ni claras ni distintas. Esto me es muy útil para entender las dimensiones de mi ignorancia, pero no me permite retener el 90% de lo que explico.
En definitiva: este señor Edgar Dale (1900-1985) hubiera sido un tipo bastante raro... si en realidad hubiese dicho con su "cone of experience" lo que le hacen decir. Pero lo cierto es que, para empezar, él nunca habló -que yo sepa- de tantos por ciento de retención. Su esquema no se preocupa de la memoria, sino de la comprensión. Su tesis es que entendemos mejor cuanto más nos implicamos en el proceso de comprensión, que es lo que le decía Sócrates a aquel joven que lo escuchaba en silencio: "¡Habla, para que te vea!" Lo que no sabemos es si el joven respondió o no a la llamada del filósofo.